José Martí
Con esas palabras me respondió el compañero Roland Blanco La Cruz , embajador de Venezuela en Cuba hasta el domingo 23 de enero de 2011, cuando le pregunté qué representaba para él el Guerrillero Heroico.
Estábamos a punto de empezar un día de Trabajo Voluntario (maravillosa práctica aplicada por Ernesto Che Guevara en Cuba por primera vez el 23 de noviembre del 1959) en el municipio de La Lisa , La Habana, pintando y ayudando a restaurar el círculo infantil “ La Edad de Oro”.
La elección del lugar, por la Embajada de Venezuela, fue para conmemorar el 158 aniversario del nacimiento de José Martí, el 28 de enero de 2011, el héroe nacional cubano, quien dedicó un libro a su pequeño hijo, cuyo título es igual al nombre del círculo infantil.
Para mi fue un honor participar en esta celebración de solidaridad, un momento oportuno para recordar los 21 Trabajos Voluntarios convocados por Ronald Blanco La Cruz para remodelar estructuras docentes. La actividad revolucionaria sirvió también para congratularlo, con un poco de tristeza, por su próxima partida del Caimán Verde ya que regresa a la República Bolivariana, donde lo espera otra tarea muy importante. Y él sabe que lo vamos a extrañar.
Ronald Blanco La Cruz recibió de las manos de la Embajadora Tamara Kunanayakam, de Sri Lanka, y en nombre de los embajadores de los países del ALBA (Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América), El Salvador, Argentina y Palestina, un diploma pintado por el artista cubano Ernesto Rancaño, como muestra de elogio por su forma desinteresada de ejercer la diplomacia solidaria, su sencillez, su fuerte ánimo y entusiasmo, capaz de hacerle frente a cualquier tarea que le asignen.
Hoy en día es prácticamente imposible ver a embajadores, en mono deportivo, hombro con hombro con decenas de voluntarios venezolanos, cubanos, chilenos, palestinos, europeos, nicaragüenses y de muchos otros países, reunidos para pintar un círculo infantil: gracias a Ronald, ¡aquí en Cuba puede suceder!
La diplomacia internacionalista, encabezada por el Embajador Ronald, obtuvo una gran victoria cuando logró que 25 embajadores extranjeros firmaran una carta dirigida al presidente Obama a favor de los Cinco prisioneros políticos cubanos en los EE.UU., donde se exige las visas para que Adriana Pérez y Olga Salanueva, puedan ver a sus compañeros en la vida, Gerardo Hernández y René González, respectivamente y también la libertad de estos luchadores, que con Ramón Labañino, Fernando González y Antonio Guerrero cumplen absurdas condenas por defender su patria de los ataques terroristas planeados en Miami. Ronald y los embajadores de los países del ALBA ya entregaron la carta con las 25 firmas en la oficina de Intereses de EE.UU en La Habana.
“Lo hicimos porque estamos profundamente convencidos de que son inocentes, están pagando con su libertad por defender la vida de millones de cubanos. Sabemos que sólo la solidaridad de los pueblos unidos podrá exigirle al imperio y obtener la libertad de los Cinco”.
“Ayer por la noche me despedí de Olga Salanueva, y ella me preguntó si volvería a Cuba cuando los pongan en libertad: le contesté que por supuesto quiero estrechar las manos de ellos y para mí será muy agradable compartir esta gran alegría del pueblo cubano, en un momento muy emocionante de la historia de la isla”, dijo Ronald.
Y nosotros, los del Comité Internacional para la Liberación de los Cinco, estaremos eternamente agradecidos por todos los esfuerzos del Embajador Ronald, por fomentar la solidaridad con nuestros Cinco hermanos presos y por esta razón, nuestra camarada peruana Paulina Sumirne le entregó, en nombre de todos, el libro “Apuntes Revolucionarios”, de la desaparecida e inolvidable amiga Celia Hart Santamaría, la gran revolucionaria, que escribió sobre los Cinco: “Tenemos Cinco presos de guerra que, en aquellos momentos trágicos, dieron su libertad por nosotros, y debemos traerlos de vuelta, haciendo uso de las leyes, pero ellas solas no bastan. Ni bastan sus fotos colgadas en las tiendas”.
En otra pregunta al diplomático venezolano, abordé el tema del golpe de estado en Honduras y los de Venezuela y Ecuador. Ronald me dijo que “los pueblos del ALBA deben tener mucho cuidado, el ataque es permanente, se debe dar a nuestro pueblo los medios para crecer en conciencia y unidad, porque hasta el último día de existencia del mundo, el imperio tratará de borrar todos los gobiernos, más o menos progresistas”.
“Creo que para los pueblos de América Latina, en este momento, es esencial aprender a resistir, no doblarse, el atacante, sabemos, que es enorme; está en decadencia pero, como siempre, con una gran fuerza. Tenemos que aprender de Cuba esta capacidad de resistencia; debemos apoyar la actualización del socialismo, porque es la esperanza de los pobres de todo el mundo. Como cristiano que soy, pido a Dios que ayude y que dé sabiduría a los que tienen que planificar esta actualización del socialismo, que tiene que ser gratificante para el pueblo y que se pueda conseguir el objetivo. Tenemos que defender el socialismo, que es el amor hacia nuestros hermanos, y en el capitalismo nada más que el dinero es importante, es un monstruo que sólo puede crear la miseria en la humanidad, la explotación de los débiles y de los pobres. Del socialismo depende el futuro del mundo”.
Agradezco muchissimo a Ronald por estas palabras y más aún por haber entregado a los presentes, el día antes del Trabajo Voluntario, al final de una conferencia en la Base de Paz (estructura creada por el comandante Hugo Chávez, en oposición a las bases militares de EE.UU. en América Latina; un foro permanente de debate y reunión); una frase del Che Guevara, que respondiendo a una compañera cubana que se quejaba de un camarada del Partido Comunista que hacía controles obsesivos y era demasiado exigente, afirmó: “Yo no quiero que nadie diga aquí que fulano es buena gente. Porque, señores, casi siempre los buena gente, no son buenos revolucionarios. Para ser buena gente, hay que dejar hacer y deshacer. Los que no exigen, los que no discuten los problemas, los que no controlan, los que no depuran responsabilidades, a los que no les importa lo mismo cumplir que no cumplir, a los que no les duelen los problemas, los que no tienen hígado y les importa poco todo, son los buena gente.
Y los revolucionarios, señores, son los que, al revés de los buena gente: discuten, controlan, depuran, cumplen, tienen sensibilidad y les duelen los problemas hasta el hígado”.
Ida Garberi es responsable de la página en italiano del sito web de Prensa Latina