La congresista estadounidense Gabrielle Giffords, quien el sábado recibió un disparo en la cabeza durante un atentado, sigue en estado grave, pero fue capaz de reaccionar positivamente luego de una intervención quirúrgica de urgencia, dijeron los médicos que la atienden. El jefe de traumatología del Centro Médico de la Universidad de Arizona, Peter Rhee, dijo que luego de la operación, Giffords fue capaz de “responder órdenes y estímulos simples y comunicarse de una mamera no verbal, una respuesta muy alentadora”. El médico agregó durante una conferencia de prensa que “cuando alguien recibe un disparo en la cabeza y la bala atraviesa el cerebro, las posibilidades de sobrevivir son muy pequeñas. Incluso los casos en los que las víctimas despertaron y pudieron responder son aún menores, por eso Giffords está en la mejor situación posible, aunque aún no pude hablar porque está con respiración asistida”.
Veinticuatro horas después del ataque en Tucson, en el que murieron seis personas, los médicos siguen siendo optimistas sobre la evolución de la congresista demócrata, especialmente porque su estado es mucho más alentador del que se esperaría de una persona que ha sufrido una importante lesión en la cabeza. El jefe de neurocirugía del hospital, Michael Lemole, explicó que la bala le atravesó el cráneo por el lado izquierdo, pero no cruzó de un hemisferio a otro. La política fue operada apenas 38 minutos después del ataque gracias a la rápida intervención de los equipos de emergencias que pudieron frenar la hemorragia. Según los especialistas, la herida “no fue muy severa” y se le pudo retirar el tejido dañado y también una parte del hueso craneal, que se le reimplantará posteriormente. “La principal preocupación ahora es la inflamación del cerebro”, dijo Lemole, quien explicó que se le retiró parte del cráneo para impedir que los huesos aprieten el cerebro hinchado y produzcan daños adicionales.
Los médicos explicaron que la parte izquierda del cerebro es la que regula el habla y las sensaciones, pero no quisieron aventurar si la congresista sufrirá efectos colaterales ni el tiempo que le puede llevar la recuperación.
La congresista demócrata fue atacada el sábado durante una reunión con votantes convocada en las puertas de un supermercado. El atacante, Jared Lee Loughner, de 22 años, fue detenido inmediatamente luego del tiroteo. Las autoridades informaron que Loughner no está colaborando con la investigación que apunta a un presunto cómplice, un hombre blanco de entre 40 y 50 años que fue visto en el lugar del suceso pero que no pudo ser identificado. Aunque todavía no se conocen los motivos del ataque, algunos medios recuerdan que Giffords había sido criticada por varios sectores conservadores, entre ellos algunos miembros de la agrupación de derecha y xenófoba conocida como Tea Party, por su rechazo a las medidas antiinmigrantes de Arizona y su apoyo a la reforma de salud impulsada por el presidente Barack Obama. La oficina de la diputada fue atacada el día que la Cámara de Representantes aprobó esa medida.
Además de los seis muertos por el atentado, las autoridades confirmaron que 14 personas resultaron heridas, aunque los doctores dijeron que todas ellas están fuera de peligro y que la única persona que sigue internada en la Unidad de Cuidados Intensivos es la congresista.
Una de las víctimas fue una niña de nueve años, Christina-Taylor Green, quien nació el 11 de septiembre de 2001 y apareció en el libro Rostros de la Esperanza, de Christine Naman, que narraba la vida de un niño nacido en cada estado el día de los ataques a las Torres Gemelas y el Pentágono.
Entre los fallecidos también figuran un juez federal de Arizona, John M. Roll, quien al igual que Giffords había recibido amenazas en el pasado por un fallo adoptado a favor de los inmigrantes ilegales, y Gabe Zimmerman, ayudante de la diputada. El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, anunció mediante un comunicado que la bandera nacional ondeará a media asta en el Capitolio en memoria de las víctimas de esta “tragedia incalificable”, como fue calificada por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.