Felipe Gutierrez

 

Luego de los sucesos de sabotaje de fin de año relacionados, con cortes de energía eléctrica, escasez de combustibles líquidos y de dinero en los bancos, estos últimos continúan siendo los blancos de las acciones desestabilizadoras fogoneadas desde los medios de comunicación nacionales.

Después de la toma de predios y el vandalismo en la estación de trenes de Constitución mediada por Duhalde y Macri, el notición del boquete y robo del contenido de más de 200 cajas de seguridad en una sucursal Banco Provincia, en la zona norte de la capital argentina, le dio titulares a los principales diarios y opositores canales de cable y televisión. También un asalto estilo comando a otro banco de la ciudad con el robo de 500.000 pesos.

Así, la seguidilla de hechos delictivos no es casualidad sino más bien una orden de salir a generar zozobra en materia dineraria, hecho que impacta sensiblemente en la psiquis de la población, que ve impávida, como suceden esta modalidad delictiva, en general diseñada desde usinas ubicadas en territorio no argentino e implementadas por bandas mixtas de ladrones y fuerzas de seguridad, con participación y apoyo de servicios extranjeros de seguridad que aportan su experticia y logística.

En el comienzo del año electoral que culminará en elecciones presidenciales, con la economía creciendo a tasas chinas y sin poderle entrar al gobierno de Cristina por el flanco económico, la matriz de opinión que se intenta instalar es de inseguridad económica con boquetes, escasez de billetes y golpes a camiones de caudales.

La mano de obra puesta a trabajar en este campo se está reactivando con inusual actividad en un verano con ciudades atestadas de vacacionistas producto de una bonanza económica que intenta ser opacada por la mass media desestabilizadora.