David Brooks. La Jornada Mx.

Millones de desempleados y subempleados, una creciente brecha entre los ricos y todos los demás, las guerras más largas y caras de la historia del país, millones más perdiendo sus hogares, y amplias mayorías pensando que las condiciones nacionales son pésimas, ponen en duda el “estado” de salud en esta unión estadunidense.

“El Estado de la Unión” es el nombre formal del informe anual presidencial ante el Congreso que se realizó este martes. Aunque el presidente Barack Obama se refirió a los grandes problemas y desafíos, no incluyó algunos puntos o detalles claves que hoy ilustran el “estado de la unión” como son:

Las familias más ricas del país tienen un valor neto 225 veces más grande que el valor neto de una familia media, de hecho, la brecha entre los más ricos y todos los demás alcanzó un nivel récord, según cálculos del Economic Policy Institute (EPI). Y esto sólo continúa una tendencia de tres décadas: el 1 por ciento más rico del país recibía el 9 por ciento del ingreso nacional total a finales de los años 70 mientras ahora los más ricos reciben más de 23 por ciento del ingreso total, señala el ex secretario de Trabajo Robert Reich.

Mientras tanto, 14.3 por ciento de los estadunidenses vive en la pobreza (6.3 por ciento en la llamada pobreza profunda, un nuevo récord), de acuerdo con cálculos oficiales. Más de 50 millones viven en hogares que enfrentaban dificultades para obtener suficiente alimentación –entre ellos 17 millones de menores de edad– según cifras del gobierno federal. Estas cifras de “hambre”, o lo que aquí oficialmente se llama “inseguridad alimentaria”, alcanzó en nivel récord en 2008 y ha permanecido ahí.

La peor crisis económica desde la Gran Depresión agrava estas tendencias, y el eje de todo es el tema del empleo. Mientras las grandes firmas de Wall Street y las grandes empresas están registrando ganancias récord después de ser rescatados por el erario público, ofrecen indicaciones de que se está “superando” la crisis, para los trabajadores poco ha cambiado. Aunque se ha reducido un poco la tasa de desempleo a 9.4 por ciento, eso implica que aún hay 15 millones de desempleados, más otros 9 millones que desean empleo de tiempo completo pero sólo tienen de tiempo parcial. Más aún, según el EPI, para cada tres de cuatro desempleados no hay trabajo (hay una plaza disponible por cada 4.6 desocupados). Y la tasa de desempleo se redujo en gran parte porque 260 mil trabajadores abandonaron la fuerza laboral, no por más empleo. La participación laboral en este país ahora es de 64.3 por ciento, el punto más bajo de esta recesión, la cual costó la desaparición de unos 8 millones de empleos.

Además, el año pasado, 2 millones 872 mil viviendas fueron puestas bajo proceso por falta de pago hipotecario (juicio hipotecario, incautación, etcétera), reportó la empresa RealtyTrac. Una de cada 45 viviendas fueron puestas en proceso por falta de pago. Peor todavía, se pronostica un incremento de 20 por ciento de estos procesos en 2011, y se espera que el valor de las casas continúe desplomándose.

Mientras Washington y los gobiernos estatales proponen mayores recortes de gasto social doméstico a pesar de estas condiciones, bajo esta presidencia el país está gastando más en el rubro militar que en el peor momento de la guerra fría, la guerra de Vietnam, y la guerra de Corea, reporta el columnista del New York Times Nicholas Kristof. La guerra en Afganistán, apunta, costó más dinero en 2010 que lo que gastó este país en la guerra de la Revolución, la guerra de 1812, la guerra contra México, la guerra civil, y la guerra contra España combinadas. El gasto militar es casi equivalente al gasto militar combinado de todos los otros países del mundo, seis veces más que China, escribe Kristof, aun manteniendo más de 560 bases militares alrededor del mundo.

Según la organización antiguerra Friends Committee for National Legislation en Washington, Estados Unidos ya ha gastado más de un billón de dólares en las guerras en Irak y Afganistán, y se calcula que el gasto para ambas en 2011 será de 159 mil millones de dólares. La organización calcula que por cada dólar que un ciudadano estadunidense paga en impuestos federales en 2010, 39 centavos financiaron las guerras actuales y pasadas, y sólo dos centavos se destinaron a la diplomacia, el desarrollo y prevención de guerra.

Tal vez el informe presidencial sobre el “estado de la nación” sería más preciso si lo cantara Bruce Springsteen en El fantasma de Tom Joad: “Hombres caminando a lo largo de las vías del ferrocarril / hacia algún lugar desde donde no se regresa / Helicópteros de la patrulla de carretera se aproximan desde la loma / sopa caliente sobre un fogata debajo del puente / la cola para el albergue se alarga alrededor de la esquina / Bienvenidos al nuevo orden mundial / Familias durmiendo en sus autos en el suroeste / Sin casa, sin empleo, sin paz, sin descanso”.