Prensa Latina
En el centro del huracán está Sarah Palin, ex gobernadora de Alaska y una de las caras más visibles del Tea Party, por sus fuertes comentarios durante la recién concluida campaña electoral.

La congresista demócrata Gabrielle Giffords, quien recibió heridas graves en la cabeza durante el tiroteo y al parecer era el principal blanco de Jared Lee Loughner, denunció el pasado año un mapa de objetivos electorales publicado por Palin.

En el grafico de Palin se muestran 20 distritos que eran defendidos por los demócratas marcados con la mira de un rifle. El de Giffords era uno de ellos.

Por su parte, en declaraciones a la televisora CNN, el senador demócrata Richard Durbin recordó frases de Palin durante la campaña como «No retrocedan, recarguen (sus armas)».

Durbin estimó que los lemas agresivos del Tea Party podían llevar a «personas inestables a pensar que tal acto de violencia es aceptable», por lo cual llamó a eliminarlos de los medios de comunicación.

En similar sentido se pronunció el representante demócrata James Clyburn, al señalar que es imposible decir que tales frases son sólo palabras, porque -subrayó- tienen consecuencias.

«Estamos en una parte oscura en este país actualmente y la atmósfera es tóxica», estimó el también legislador Emanuel Cleaver, en entrevista con la cadena noticiosa NBC.

Sin embargo, los conservadores salieron en defensa de Palin y rechazaron cualquier vínculo.

«Deberíamos ser muy prudentes en cuanto a imputar las acciones de un individuo mentalmente perturbado a un grupo particular de estadounidenses que tienen sus propias convicciones políticas», comentó el senador republicano Lamar Alexander.

Esto es una terrible politización de la tragedia, consideró Rebecca Manssur, colaboradora de Palin, ex candidata republicana a la vicepresidencia de Estados Unidos.