La Prefectura Naval argentina encontró una semana atrás, en el Río Uruguay, el cuerpo de Julio Ruperto Ramírez, un ex soldado uruguayo de unos 60 años, testigo clave en varias causas de Derechos Humanos en el país vecino. La noticia fue difundida por el diario montevideano La República. Ramírez había aportado datos certeros sobre fosas comunes en los batallones 13 y 14. En ese mismo lugar, en febrero próximo, la justicia uruguaya retomará las excavaciones para buscar los restos de María Claudia García, nuera del poeta Juan Gelman.
Tiempo Argentino consultó a la cancillería uruguaya y también al Ministerio de Seguridad argentino, pero nadie estaba al tanto de la noticia. En Montevideo, lo mismo le advirtieron funcionarios de Defensa a los periodistas. La investigación por el asesinato de Ramírez, según la prensa uruguaya, está en un juzgado de Villa Paranacito, en la provincia de Entre Ríos.
Ramírez, que había aportado datos sobre un cementerio clandestino en el Batallón 13, fue encontrado con la cara y el pecho destrozados, con una puñalada en el abdomen y con un brazo mutilado. Los editores de La República, en su página web, se preguntaban: “¿Plan Cóndor? Se llamaba Julio Ruperto Ramírez, fue soldado en el temible infierno del Batallón 13 de Infantería y en el 14. Rompió la ley de la ‘omertá’ de los criminales golpistas y entregó el croquis donde podrían estar enterrados muchos desaparecidos en los batallones 13 y 14. En el 14, hay indicios de la existencia del cementerio clandestino Arlington.”
Hacía pocos días, Ramírez, que trabajaba en un establecimiento rural en la isla El Sauce, frente a Nueva Palmira (a unos 22 kilómetros de Carmelo), había sido citado a declarar en una causa, tras el hallazgo de restos de desaparecidos que fueron encontrados en el departamento de Soriano. Ramírez había prestado servicios en los batallones 13 y 14. Y había señalado que se habían enterrado cuerpos en la cancha de fútbol del 13.
La lupa de la justicia, por estas horas, está sobre el Batallón 14. Allí se sospecha que existió un cementerio clandestino de desaparecidos, bautizado Arlington. Y se cree que, ya en democracia, los militares exhumaron restos óseos en la zona.
Los trabajos de los antropólogos forenses de la Universidad de la República (Udelar) dieron como resultado el hallazgo en ese batallón de restos que fueron enviados a la Argentina para ser analizados. De hecho, la justicia anunció que haría nuevos trabajos durante febrero de 2011.
El jefe del Equipo de Antropología Forense de la Udelar, José López Mazz, además, declaró en la investigación por el secuestro y desaparición de María Claudia García de Gelman. Tras su declaración, se establecieron medidas de seguridad para preservar el predio del Batallón 13.
Según la información difundida por el diario La República, el asesinato de Ramírez se habría producido una semana antes de que fuera encontrado por la Prefectura argentina, que se comunicó, a su vez, con los hermanos de Ramírez para darles la noticia de su muerte.