Hedelberto López Blanch

Los miembros del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) concluyeron 2010 con acuerdos y noticias económicas halagüeñas, así como proyectos de propiciar para el próximo año la aceptación de nuevos integrantes y una mayor integración regional.

El XL Consejo del bloque, conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, colocó en los primeros planos la urgencia de concretar la integración aduanera de sus miembros la que el canciller brasileño, Celso Amorim denominó “el cemento de la unión interna”.

Los Jefes de Estado enfatizaron en la Declaración Conjunta que el buen momento económico que vive la zona representa una inobjetable oportunidad para llevar a término la ansiada unión aduanera.

Esta se caracteriza por establecer mecanismos relacionados con el arancel común, la distribución de la renta aduanera y otras medidas no arancelarias.

En la Cumbre se acordó un cronograma de eliminación de regímenes especiales que protegen a distintos sectores industriales y de servicios con fecha límite en 2019. De cumplir con lo acordado, para ese año, “estaremos en condiciones de llegar a una Unión Aduanera perfecta” dijo el secretario de Relaciones Económicas de la Cancillería Argentina, Luis María Kreckler.

En la actualidad, 95% del comercio dentro del MERCOSUR está liberado, y con el cronograma aprobado se busca eliminar el otro 5% “hasta llegar a una Unión Aduanera perfecta”.

Los cuatro miembros del grupo acordaron mantener hasta el 31 de diciembre de 2012 el cero por ciento de aranceles a la importación de bienes de capital extra zona.

“Los elevados índices de crecimiento económico en el bloque ofrecen un momento propicio para el establecimiento de metas de largo plazo para la profundización de la integración”, puntualiza el documento final.

Pese a la crisis económica mundial que ha afectado a Estados Unidos (donde comenzó), Japón y a la mayoría de las naciones europeas, las organizaciones internacionales aseguran que los países sudamericanos deberán crecer este año como promedio entre 6 y 7%, con destaque para Brasil, Argentina y Paraguay. Las naciones del grupo tienen una población de 240 millones de personas y un Producto Interno Bruto (PIB) ascendente a dos billones 500 000 millones de dólares. Además, el comercio entre estas incluida Venezuela, llegará a fines de 2010 a la cifra récord de 40 000 millones de dólares.

En el cónclave, efectuado en la ciudad brasileña de Foz de Iguazú, en la zona de la “Triple Frontera”, participaron además de los presidentes efectivos del grupo, los mandatarios de Chile y Bolivia, así como altos funcionarios de Venezuela, Ecuador y Colombia, estos cinco últimos como países asociados.

Pero la cuestión medular de la reunión, sin discusión alguna, fue la coincidencia y la importancia que sus miembros efectivos dieron a la necesidad de que todas las naciones de América del Sur se integren al MERCOSUR.

“Tenemos que traer a Colombia, a Ecuador, a Bolivia y Chile. Tenemos que esforzarnos para que Venezuela, que se halla en proceso de adhesión, ingrese lo más rápido posible. Haría falta que el Congreso paraguayo aprobase su ingreso, además que se incorporen Chile, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia”, afirmó el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.

Añadió que esa necesaria unión también requiere la llegada al grupo de Guyana y Surinam.

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, abogó por la rápida incorporación de Venezuela, lo cual “permitiría cerrar la ecuación energética de América del Sur”.

Fernández explicó que con esa aprobación que se le reclama al Congreso de Paraguay, “además de incorporar a un país que trabaja mucho y que ha sido muy generoso con países de la región en momentos difíciles, va a ayudar a consolidarnos en uno de los frentes más importantes para este siglo, como es el energético”.

Para el mandatario uruguayo José Mujica “los pueblos del continente necesitan que Venezuela entre al MERCOSUR y que toda América Latina se vaya arrimando”.

Mientras, el presidente paraguayo, Fernando Lugo, (quien pasó a ejercer la dirección pro témpore del grupo en el próximo semestre) significó en el discurso de clausura que la incorporación de otros países al MERCOSUR será una de las tareas centrales de su gestión.

El ingreso de Caracas al bloque representaría un vital impulso energético ya que este país es el quinto mayor exportador mundial de petróleo, y la Faja del Orinoco está considerada la fuente de reserva de hidrocarburos líquidos más grande del planeta, con 1,3 billones de barriles de crudo. Venezuela mantiene con los cuatro países miembros un abultado intercambio comercial.

A Paraguay le suministra importantes cuotas de combustible a precios preferenciales que han permitido al pequeño país mantener sus principales actividades económicas sin tener que erogar grandes sumas de dinero para su adquisición, pero el Congreso, dominado por fuerzas de la derecha histórica paraguaya se ha negado a aceptar la entrada de Caracas.

Si Asunción confirma la participación de Venezuela (que no será hasta después de marzo de 2011 cuando inicie las sesiones su Parlamento) el bloque contará con cerca de 280 millones de personas, con un Producto Interno Bruto (PIB) que representará casi 76% del suramericano.

El trabajo de integración y la consolidación del grupo, que padeció períodos de bajas y altas desde su fundación, se ha debido, en gran parte, al trabajo desarrollado por el presidente Lula.

Hoy MERCOSUR se consolida junto a otros mecanismos de integración regionales como UNASUR (Unión de América del Sur) y el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) lo cual lleva a continuar caminos soberanos e independientes alejados de las políticas hegemónicas que en otros tiempos ejerció Estados Unidos en este hemisferio occidental.