Carlos Martínez

 

Las últimas filtraciones procedentes de Wikileaks han catapultado a esta organización al estrellato. Conocida anteriormente en el ámbito de la información, su última filtración ha logrado desde las más furibundas críticas hasta adhesiones incondicionales a su modo de informar.

La idea original de Wikileaks, que consiste en un medio que permite informar desde el absoluto anonimato, es evidentemente positiva para la libertad de información. En su página web se afirma que “En los años previos a la fundación de Wikileaks, se observó que los medios de comunicación eran cada vez menos independientes y tenían menos disposición a hacer preguntas difíciles a los gobiernos, corporaciones y otras instituciones. Creíamos que esto tenía que cambiar.”

En la misma declaración de principios, Wikileaks apoya “la labor de otras organizaciones dedicadas al periodismo para que también puedan ver y utilizar los documentos originales libremente… Al poner a libre disposición los documentos esperamos ampliar los análisis y comentarios de todos los medios de comunicación”.

Éste no ha sido el procedimiento en la última filtración. Como todos los lectores ya sabrán la última y más importante filtración de Wikileaks no ha sido tal, sino que ha consistido en entregar todo el material recibido por ellos a cinco grandes medios burgueses para que ellos lo publiquen coordinadamente, en un ejercicio de equilibrio entre intereses políticos y comerciales.

Una información parcial y sesgada

El llamado «cablegate» ha sido una gran decepción. Los telegramas publicados tanto en los medios cesionarios como en la web habilitada por la propia organización sólo hay informaciones conocidas anteriormente, superfluas o con las que simplemente se ven perjudicados estados como China, Venezuela, Cuba, Brasil o gobiernos como el de la primera legislatura de Zapatero que osaron tomar alguna decisión contra los intereses de Estados Unidos. De los documentos filtrados no hay ninguno que ponga en un verdadero aprieto a Washington. El gobierno norteamericano ha manifestado que pudo cerrar la web pero no lo ha hecho por que no le hacían tanto daño, el vocero del  Pentágono Geoff Morrell, añadió que «El mundo no se relaciona con nosotros porque les gustamos o porque nos tienen confianza. Pactan con nosotros porque no les queda más remedio.  Somos el último, el único, poder indispensable que queda”.

Los gobiernos damnificados

Por ejemplo, en lo relativo al Reino de España, es algo natural que el embajador de USA presione al gobierno español para que sus mercenarios procesados en la Audiencia Nacional no puedan ser detenidos y juzgados. Quienes están quedando «tocados» con la información son Ministros y Fiscales nombrados por el primer gobierno de Zapatero, que tras osar retirar las tropas de Iraq, no dudaron en dejar de perseguir el asesinato de un conciudadano, José Couso, y defender a sus asesinos.

En el caso de Honduras, sólo se ha filtrado un telegrama propio de un funcionario que hace un análisis neutro posterior al golpe. No hay ningún despacho publicado de los que se redactaron los días previos al golpe de Estado en los que se fraguó la expulsión de Mel Zelaya.

Sobre China se han filtrado las opiniones de diplomáticos estadounidenses sobre el paulatino acercamiento de esta superpotencia a Corea del Sur y su alejamiento de su tradicional aliado Corea del Norte. Algo ya conocido y comentado en las páginas de Rebelión. La filtración no parece que perjudique a Estados Unidos y sí a la política exterior de China en sus relaciones con el gobierno de Seul.

Desde luego, en estas primeras filtraciones no han faltado las noticias alarmantes de la “cubanización” de Venezuela. En las que, como en los casos anteriores, el análisis de personal al servicio del gobierno de EEUU se da por cierto y objetivo por los medios. Los columnistas de «El País» ya se han puesto manos a la obra y escriben sesudas disquisiciones en base a telegramas que informan que  un avión caben 350 personas, la duración de las emisiones de Aló Presidente o los programas de salud en beneficio de “sectores desfavorecidos”.

La derecha mediática también ha aprovechado para cuestionar  la salud mental de Cristina Kichner o atribuir un tumor al presidente Evo Morales.

En resumen, ninguno de los objetivos preferentes de la prensa burguesa ha quedado a salvo de las filtraciones de los telegramas internos de la diplomacia norteamericana, la que, en principio, debía ser la gran perjudicada. Con toda seguridad, entre el material filtrado hay información que pondría en verdaderos apuros al imperio, pero la forma en que Wikileaks ha hecho uso de estos archivos ha favorecido especialmente a los intereses norteamericanos. Mientras tanto se suceden los análisis con sólo parte de la información.

Los propios medios “agraciados” con la información justifican esta forma de proceder puesto que están publicando cuidadosamente los documentos para no poner en peligro la vida de ninguna persona que pueda estar citada en los telegramas. Precaución que no han tomado cuando estos mismos medios ha dando pábulo a informaciones como la existencia de “armas de destrucción masiva en Iraq” o han presionado y justificado golpes de estado violentos contra democracias como la hondureña o venezolana, o acciones armadas con miles de víctimas civiles, como en el caso de Afganistán o Serbia.

Repetir los mismos defectos de los grandes medios

La crítica más repetida contra Wikileaks ha sido, precisamente,  su falta de transparencia. Incluso su propio nombre da lugar a equívocos. “Wiki” es un software que permite que varios usuarios puedan crear páginas web sobre un mismo tema, de esta forma cada usuario aporta un poco de su conocimiento para que la página contenga información lo más completa posible. En el caso de Wikileaks los usuarios no crean información que directamente puede ser leída o revisada por otros usuarios, como es el caso de Wikipedia, sino que las fuentes únicamente remiten la información a esta organización para que los periodistas procedan a su revisión, comprobación y, en su caso, publicación. Según reconoce la propia entidad hay miles de documentos que no han sido publicados. Por tanto no se trata de ninguna “wiki”: es una  web de información que garantiza la confidencialidad de las fuentes, aceptando, además, las anónimas.

Pero más allá de este modo de crear información, se aprecia una desviación del proyecto original de Wikileaks. Posiblemente en este cambio de rumbo ha tenido que ver la crisis interna de esta organización. Julian Assange ha sido criticado por dirigir de forma excesivamente personalista la organización, lo que ha producido abandonos de miembros relevantes de la esta entidad. Lo más razonable es que el origen de esta exclusiva ha sido simplemente fruto de un acuerdo económico entre estos cinco medios y Julian Asange, el mismo que está siendo continuamente entrevistado  por  estos mismos medios.

En todo caso, caben hacer dos consideraciones indudables: Wikileaks debe explicar claramente por qué ha cedido la información a estas corporaciones quebrantando sus principios fundadores. También debe ser objeto de crítica el quebrantamiento de la confianza de las fuentes que (poniendo en peligro sus vidas y libertad) han puesto esos documentos en su poder para que fueran publicados y no para ser vendidos y/o censurados.

Los que creemos en la libertad de información deberíamos saludar proyectos alternativos, como el de>Daniel Domscheit-Berg, para crear su propio WikiLeaks. Recordar, también, que existe otra web anterior que llamada Cryptome dedicada también a la publicación de información secreta. Y que no estaría de más otra web que publicase todos los documentos censurados por Wikileaks, una web de filtraciones sobre filtraciones.

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