El centroderechista Mario Cossío se unió así a más de una decena de políticos que en los últimos años, especialmente desde la asunción presidencial de Evo Morales en el 2006, han buscado refugio en el extranjero evitando ser enjuiciados por casos que van desde delitos económicos hasta genocidio.
El primer secretario de la embajada de Bolivia en Paraguay, Carlos Urquizo, dijo telefónicamente que Cossío, una de las figuras más destacadas de la oposición, llegó por vía aérea a Asunción en una fecha no determinada y viajó desde esa ciudad a Lima el martes 21 de diciembre en un vuelo comercial.
«Esta información nos dio Migraciones del Paraguay. Le enviamos la información ya al Gobierno de Bolivia», dijo el funcionario diplomático.
«Vale aclarar que en el Paraguay (Cossío) no ha solicitado asilo de manera oficial, las autoridades paraguayas no recibieron ninguna solicitud», agregó en referencia a versiones previas de que el gobernador acusado había burlado un aparatoso cerco de la policía boliviana para asilarse en Paraguay.
«Finalmente, la potestad de conceder el asilo, o no, es del Presidente de la República a través de un decreto», señaló.
Varios ex ministros bolivianos acusados de corrupción lograron en años recientes refugio político en Perú, tensionando las relaciones entre ambos países.
Cossío, quien integraba un grupo de tres gobernadores opositores y había sido reelecto en abril, fue suspendido el 16 de diciembre para que enfrente un juicio por corrupción y desde entonces ha estado ausente en cuatro audiencias del proceso, por el cual está detenida media docena de sus colaboradores.
Con la caída de Cossío, el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales pasó a controlar siete de las nueve gobernaciones regionales.
La campaña anticorrupción que impulsa Morales forzó también la suspensión de los alcaldes opositores de las ciudades sureñas de Sucre y Potosí y amenaza con lograr el mismo efecto en La Paz.