Patrick Martin

Cables diplomáticos secretos de la embajada de EEUU en Nigeria demuestran el control total que Shell Oil mantiene sobre el país más poblado de África, y el papel del Departamento de Estado de EEUU como sirviente del gigante monopolístico del petróleo.

Uno de los cables da cuenta de la visita a la embajada por parte de la vicepresidenta ejecutiva para África de Shell, Ann Pickard, el 13 de octubre de 2009, para un encuentro con el embajador de EEUU, Robin Sanders, para tratar la situación del Proyecto de Ley sobre la Industria Petrolera que estaba siendo discutido entonces en la asamblea nacional nigeriana. El proyecto de ley legalizaría las operaciones conjuntas con empresas internacionales, abriendo así la industria del petróleo, nominalmente de propiedad estatal, al capital extranjero.

Pickard trató la estrategia de la compañía para manipular la asamblea legislativa, advirtiendo de que el Senado de Nigeria “aprobaría una mala ley”, pero añadiendo, “no estamos preocupados,” a pesar de que “necesitamos movernos con rapidez”. La compañía esperaba salirse con la suya en la cámara baja, explicó Pickard: “Estamos trabajando con el Congreso y parece que el Congreso quiere trabajar con nosotros.”

Preguntada por Sanders sobre si la industria estaba unida en este enfoque- es decir, si las compañías estadounidenses tenían diferencias con Shell, de propiedad anglo-holandesa- Pickard replicó que había un “alineamiento total con las compañías petroleras internacionales a todos los niveles.” El embajador le dijo que las embajadas de EEUU, Gran Bretaña, Holanda y Francia se habían comunicado de manera conjunta con el director gerente de la Corporación Petrolera Nacional de Nigeria, Dr. Mohammed Barkindo, para apoyar el plan de la creación de operaciones conjuntas.

Pickard comentó entonces al embajador el nuevo interés de China en hacer ofertas para obtener bloques de explotación petrolera en Nigería, explicando que “Shell había recibido una copia de la carta que el Consejero Especial del Presidente para Asuntos Petroleros había enviado a los chinos, en la que decía que la oferta para la exploración de bloques petroleros no era lo suficientemente buena.”

Shell disponía de “buenas fuentes” sobre las conversaciones de Nigeria tanto con China como con Rusia, porque el gobierno de Nigeria “había olvidado que Shell había apoyado a personas para ocupar cargos en todos los ministerios relevantes y que Shell, consecuentemente, tenía acceso a todo lo que se hacía en esos ministerios.”

 

La conversación demuestra la especial relación entre el país, nominalmente independiente, y la multinacional petrolera, cuyos beneficios brutos anuales son comparables al Producto Interior Bruto de Nigeria. El país es soberano sólo de nombre, mientras que Shell, unida a otros gigantes del petróleo y al imperialismo de EEUU y Gran Bretaña, tiene la última palabra en todas las decisiones clave.

Las discusiones entre Pickard y el embajador de EEUU fueron mucho más allá de los intereses petroleros inmediatos. Discutieron sobre la política interna nigeriana, incluyendo la muy reciente oferta de amnistía por parte del gobierno central a los militantes separatistas en el Delta del Níger, la principal región productora de petróleo. Pickard afirmó que la situación permanecería tranquila hasta finales de año, pero que podría volverse “fuera de control” cuando empezaran las elecciones de los estados en el nuevo año.

Según el cable diplomático, “Pickard expresó particular preocupación por el estado de Bayelsa, donde se encuentra el campo Bonny de Shell con una capacidad de producción de 500.000 barriles al día.” Afirmó que expertos de seguridad israelíes habían sido desplegados en el estado de Bayelsa, pero no en el Delta, y se había producido “un fuerte descenso en los secuestros” como consecuencia.

En una reunión anterior, el 18 de septiembre de 2008, Pickard discutió con un funcionario de la embajada de EEUU las repercusiones de un violento ataque contra unas instalaciones de Shell. Según el cable enviado por la cónsul general Donna Blair, Pickard preguntó qué es lo que sabía el gobierno de EEUU sobre los intereses en Nigeria del monopolio petrolero ruso Gazprom, a la vez que sobre el posible envío de misiles tierra-aire a los grupos militantes del Delta del Níger.

La ejecutiva de la empresa petrolera y el funcionario de la embajada se metieron en una discusión detallada sobre las nuevas tácticas militares empleadas por los militantes, los cuales atacaron desde tierra en vez de hacerlo desde el agua, como en incidentes anteriores, y también sobre la respuesta política por parte de las autoridades nigerianas. Pickard se quejó de que el gobernador del estado de Rivers “carece de las conexiones entre los líderes militantes del estado de Rivers para co-optarlos satisfactoriamente como han hecho los gobernadores en los estados del Delta y Bayelsa con los militantes de sus estados.”

En relación a Grazprom, Pickard afirmó que “contactos en el gobierno británico” le habían dicho que Nigeria había prometido a la compañía rusa “acceso a 17 trillones de pies cúbicos de gas natural.” Esto requeriría tomar concesiones asignadas actualmente a otras compañías, y ella asumía que Shell sería el “blanco principal.”

La vicepresidenta de Shell dijo también al cónsul de EEUU que la empresa petrolera tenía información de “los servicios de inteligencia” sobre el envío de misiles tierra-aire, pero que no estaba segura de su fiabilidad. El cable continua: “Cuando se le preguntó qué medidas de seguridad aérea estaba tomando Shell, Pickard dijo que los helicópteros de Shell normalmente vuelan por encima del alcance efectivo de las armas de calibre pequeño y medio usadas por los militantes.”

En otra reunión el 27 de enero, 2009, Pickard se quejó del nivel de corrupción del gobierno nigeriano, diciendo que los compradores de petróleo tenían que pagar grandes sobornos al director general del NNPC, al consejero económico jefe del gobierno e incluso a la primera dama, Turai Yar’Adua. “Pickard también informó de una instancia del Ministro de Justicia Aondoakaa supuestamente solicitando un soborno de 20 millones de dólares por firmar un documento,” se lee en el cable.

La razón urgente de esta visita fue un ataque por parte de grupos militantes contra un buque cisterna petrolero en la plataforma de Shell en Bonny, el número quince de tales ataques contra una empresa petrolera en el primer mes de 2009, parte de una interrupción general de la seguridad del país.

Según el cable diplomático, “el embajador preguntó cuáles eran los pensamientos de Shell sobre las posibilidades de un golpe de estado. Pickard respondió que había poco capital intelectual para planear y ejecutar un golpe de estado y que Shell ve pocas posibilidades de que se produzca uno.”

Los dos discutieron después el precario estado de salud del presidente Yar’ Adua. Moriría al año siguiente y ha sido sucedido por el vicepresidente Goodluck Jonathan.

Otro cable de la embajada destaca informes no confirmados de sobornos, contrabando y otras formas de corrupción ligadas a la esposa de Yar’ Adua, quien había comprado una casa de 10 millones de dólares en el centro de Londres. Un contacto dijo a funcionarios de la embajada que mientras que Yar’ Adua no recibía sobornos él mismo, “su mujer desvió millones de fondos públicos para uso privado.”

El cable informaba de una entrevista con un compinche de Yar’ Adua, Dahiru Mangal, que acababa de ser nombrado consejero especial del presidente. Según el cable, “Yar’ Adua le dio ordenes a Mangal de que cesara cualquier actividad ilícita si Mangal quería disfrutar de reconocimiento oficial por parte del Presidente. El contacto suponía que esto puede significar, entre otras cosas, que Yar’ Adua desea mantener al menos la apariencia de respecto por el estado de derecho, así que no quiere a ninguno de sus consejeros cercanos implicado abiertamente en actividades sospechosas.”

El cable más reciente sobre Nigeria hecho público por WikiLeaks describe una reunión del 26 de febrero de 2010 entre el Embajador Sanders y Goodluck Jonathan, entonces presidente en funciones. El detonante de la reunión fue la repentina e inesperada vuelta del Yar’ Adua a Nigeria desde Arabia Saudita, donde había permanecido en estado muy grave en unas instalaciones médicas.

Jonathan le dio al representante de EEUU una información completa de sus planes políticos para forzar la dimisión de Yar’ Adua, convertirse en presidente interino, disolver el gabinete de gobierno y celebrar nuevas elecciones. Describió sus consultas con antiguos presidentes y jefes militares sobre como convencer a Yar’ Adua de que dimitiera.

El embajador animó al presidente en funciones a que siguiera adelante con estos planes a pesar de los peligros de tensiones regionales o de una división norte-sur dentro de la élite dirigente del país, puesto que Yar’ Adua, un norteño, sería reemplazado por un sureño, Jonathan.

El presidente en funciones estuvo entonces de acuerdo en permitir que EEUU y Gran Bretaña suministraran “asistencia técnica” para las elecciones propuestas en 2011 – en otras palabras, la transición sería supervisada por el antiguo amo colonial y el nuevo jefe neo-colonial.

Para subrayar la actual relación de poder, el embajador Sanders exigió la garantía de que el actual presidente de la comisión electoral sería expulsado, y Jonathan prometió que “lo tendría fuera del cargo ya el próximo mes.”

En conjunto, los cables diplomáticos desde Nigeria dan una idea de las relaciones entre Shell, la embajada de EEUU y el gobierno nigeriano a la que apenas se le haría justicia con una novela de John LeCarré o una película de espías de Hollywood.

El relato expuesto resume únicamente media docena de los numerosos cables diplomáticos hechos públicos por WikiLeaks en la tarde del miércoles. Entre otras revelaciones, las cuales merecen un análisis más profundo:

  • El gobierno de EEUU está prestando una atención considerable a la relación cada vez más deteriorada entre el Presidente Mauricio Funes de El Salvador, y el nacionalista FMLN, que apoyó a Funes en la elección presidencial y tiene mayoría en la cámara legislativa nacional. A Funes se le ve (en febrero de 2010) como a un baluarte contra la creciente influencia del presidente venezolana Hugo Chávez en el país centroamericano. Funes ha colocado figuras pro-estadounidenses a cargo de la política económica y del ejército, y busca alinear su política exterior con Brasil más que con Venezuela.
  • Las empresas petroleras internacionales están ejerciendo una presión considerable sobre Venezuela y han conseguido dañar las perspectivas económicas del país, según los cables de la embajada de EEUU enviados el año pasado. Chevron y la firma italiana ENI estaban entre las empresas señaladas. El embajador de EEUU informó de que la producción de petróleo actual es de apenas 2,3 millones de barriles al día, muy por debajo de la afirmación oficial de 3,3 millones.
  • Los funcionarios de EEUU ejercieron una fuerte presión sobre Alemania en 2007 para que no presentara cargos contra los operativos de la CIA que secuestraron a un ciudadano alemán de origen libanés, Khaled el-Masri, lo llevaron a una prisión de EEUU en Afganistán y lo torturaron. El-Masri fue finalmente liberado, afirmando fuentes de EEUU que era un caso de identidad equivocada. El Jefe Adjunto de Misión de EEUU John Koeing advirtió a los funcionarios alemanes que “evaluaran cuidadosamente en cada paso del camino las implicaciones para las relaciones con EEUU” si seguían adelante con el caso el-Masri.

Traducido para Rebelion por Mariola y Jesús María García Pedrajas

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=22359