Desde Foz de Iguazú
“Aquella fórmula de divide y reinarás impuesta desde afuera debe ser suplantada por nosotros por la de unir y gobernar”, aseguró la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el cierre de la Cumbre del Mercosur. Además, abogó por el ingreso de Venezuela al Mercosur para “cerrar la ecuación energética de América del Sur”, presionando al Senado de Paraguay, donde se encuentra estancada la aprobación. Como anticipó Página/12, los presidentes del bloque firmaron una declaración contra la xenofobia y el racismo impulsada por la comitiva argentina. La Presidenta mantuvo una reunión privada con el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva al finalizar el encuentro.
“Casi que nos refregaron otros modelos de integración, como que lo nuestro no servía. Siempre hubo una tendencia de cierto elitismo en nuestros países –y hablo de todos– en considerar al Mercosur como algo menor, inviable. Ha pasado aquí, en mi país, y siempre planteamos modelos de integración que eran aparentemente perfectos frente a los americanos del sur, a veces tomados despreciativamente”, señaló Fernández de Kirchner en la mesa redonda de presidentes que se realizó en el lujoso Hotel Bourbón en las afueras de Foz de Iguazú y agregó que había que ser “lo suficientemente inteligentes para no volver a caer en las trampas en que cayeron nuestros países en los últimos 200 años” destacando que “ése es el modelo que hemos tomado quienes tenemos la responsabilidad de conducir nuestros países”. El balance de la cumbre –en la que participaron los mandatarios de los cuatro países miembro (Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil; Fernando Lugo, de Paraguay, y José Mujica, de Uruguay, además de CFK) y fueron acompañados por Evo Morales, de Bolivia; Sebastián Piñera, de Chile, y representantes de Colombia, Venezuela, Surinam y Guyana– fue positivo ante las iniciativas logradas en materia política como el estatuto de la ciudadanía, la creación del Alto Representante del Mercosur y el avance en la representación parlamentaria del Mercosur ratificadas con la firma de los presidentes sumado a los avances en la consolidación de la unión aduanera que se había acordado en la reunión de San Juan.
El acto de cierre comenzó temprano con la intervención del canciller local Celso Amorim, quien detalló los documentos acordados por los ministros de Relaciones Exteriores en los días previos. Fue allí donde CFK resaltó que la política económica implementada en la región había permitido “afrontar una de las crisis más importantes a nivel global desde la década del ’30” y que se debía dejar atrás la “hipótesis absurda que fue la del enfrentamiento entre Argentina y Brasil. Creo que esas hipótesis fueron fogoneadas para impedir un desarrollo autónomo de la región”, indicó la Presidenta. Pero donde puso el énfasis fue en la solicitud a “los hermanos de Paraguay” para que se lograra “la aprobación del ingreso de la República Bolivariana de Venezuela al Mercosur. Estoy segura de que lo vamos a poder hacer. Confío en los hermanos de Paraguay (cuyo presidente asume hoy la presidencia pro témpore del bloque). Todos vamos a colaborar para que esto sea así”. La necesidad del ingreso venezolano al pleno del Mercosur se planteó como la forma de cierre de “la ecuación energética de América del Sur” y recordó que era una nación que había “trabajado mucho y fue muy generosa con países de la región”.
La inmigración fue uno de los temas que más relevancia tuvieron en esta XL Cumbre del Mercosur. Impulsada fuertemente por la delegación argentina, se firmó una declaración especial sobre migraciones. “La Presidenta y los presidentes de los estados parte del Mercosur y los estados asociados reiteran su más firme condena y repudio a todo acto de racismo, discriminación y xenofobia”, encabeza el documento. Si bien es una problemática constante en los encuentros plenarios del bloque, la ocupación del Parque Indoamericano en Villa Soldati la semana pasada y las declaraciones del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, pusieron sobre la mesa la cuestión. Macri había echado culpas sobre la “inmigración descontrolada” que venía de la mano “del narcotráfico y la delincuencia”. Incluso el Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay dio a conocer una resolución en la que repudiaba los dichos del empresario y saludaba la buena disposición de la autoridades para la recepción de los ciudadanos orientales. En tal sentido, la declaración ratifica “la necesidad de garantizar el respeto y la promoción de los derechos humanos de los migrantes y de sus familias, independientemente de su nacionalidad, condición migratoria, origen étnico, género, edad o cualquier otra consideración discriminatoria”. En esa línea el propio Lula dijo en su discurso que “mientras se criminaliza la inmigración, aquí abrimos espacios” destacando la política migratoria del bloque.
Al finalizar su intervención, la Presidenta le dijo que no le gustaban las despedidas y por ello lo saludó con un “hasta pronto, compañero Lula, y un ‘hola’ a Dilma” Rousseff aludiendo a la presidenta electa, aunque no pudo dejar pasar la ocasión para remarcar su posición de género.
Luego, CFK se reunió con el presidente brasileño a solas en un encuentro que se mantuvo durante 15 minutos. Allí recordaron a la figura del ex presidente Néstor Kirchner, fallecido casi dos meses atrás. El canciller Héctor Timerman presenció la reunión y detalló que “la relación entre Argentina y Brasil no tiene marcha atrás” y anticipó que con Rousseff esa política iba a continuar. Lula, al salir, sólo atinó a apoyar sus manos en los hombros en un gesto de abrazo cuando los periodistas presentes lo consultaban al pasar sobre el encuentro.