Según un informe del Ministerio de Salud Pública y Población (MSPP) difundido este miércoles del total de afectados 63 mil 711 han sido hospitalizados y 61 mil 917 fueron dados de alta.
El texto, fechado el 17 de diciembre, también señala que la cifra de muertos sobrepasa los dos mil 500 ciudadanos y el departamento más afectado es Artibonite (noreste) donde se contabilizan unos 800 muertos por la enfermedad.
Luego se encuentra el departamento Norte con 455 muertos, después está Oeste, donde se localiza Puerto Príncipe (capital), con 387 casos.
En la región Centro se registraron 225 defunciones, en Noreste 211; en Sudoeste con 189 víctimas; el Sudeste 85 ; el Nordeste 80; Sur con 69 casos fatales registrados, y por último, la región de Nippes, con 27 muertos.
Ante esto, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki moon, confirmó el pasado viernes que un grupo de científicos internacionales llevará a cabo una investigación independiente para determinar el origen de la epidemia de cólera.
Hasta el momento, no se han dado a conocer los nombres de los investigadores que participarán en los estudios, ni tampoco se ha fijado la fecha para el inicio, no obstante, se aclaró que la selección de esos expertos será realizada en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que buscará epidemiólogos, microbiólogos y otros especialistas «totalmente independientes».
La portavoz del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef, por su sigla en inglés), Marixie Mercado, indicó que el estudio del organismo estará centrado en indagar las acusaciones emitidas contra los soldados de Minustah.
Haití también ha sido azotado en los últimos meses por severas inundaciones que añadieron un punto más a la miseria de quienes luchan por sobrevivir en los escombros del terremoto que el pasado enero sacudió a más de la mitad del país y causó al menos 250 mil muertes.
A esta situación se suma que aproximadamente 1,3 millones de personas continúan viviendo en los mil 354 campamentos improvisados que se levantaron después del fuerte sismo, a los que no llega ningún tipo de servicio público, y además, algunos aún tienen que convivir con cadáveres que no han sido sepultados.