Jean-Guy Allard

Escandalosa decisión judicial en el país que acusa a los demás de “patrocinadores del terrorismo”. No solo el juez mafioso Robert Dube, conocido por su vinculación con la fauna terrorista cubanoamericana, ha negado a Argentina la extradición del autor de la Masacre de Trelew sino que valoró que el militar asesino “actuó en defensa propia”.

En este veredicto evidentemente político, orientado por la corriente de extrema derecha que prevalece en Miami, Dube da la razón a los dos testigos de la defensa, el abogado Alfredo Solari y Jon Perdue, director de los programas de Latinoamérica de la Fundación de Estudios Americanos de Estados Unidos, ambos identificados a los sectores más derechistas de América Latina y de Estados Unidos.

Para Dube, la ejecución salvaje de 16 presos ocurrida en Trelew y que dirigió de el teniente de navío argentino Roberto Guillermo “El Ñato “ Bravo, ahora radicado en la Florida, “no fue una masacre sino que Bravo actuó en defensa propia”. Increíblemente, el magistrado norteamericano argumenta además, como si tal decisión tenía valor jurídico, que un tribunal militar exoneró a Bravo durante el gobierno del teniente general Agustín Lanusse.

Roberto Bravo fue localizado en Estados Unidos el año pasado por el diario argentino Página/12 que reveló cómo manejaba en Miami el RGB Group Inc, una empresa que vende servicios médicos al Pentagono y al Departamento de Seguridad Interna. El militar asesino fue detenido en febrero de 2010 a solicitud de la Fiscalía argentina pero rápidamente liberado bajo fianza.

Al liberar al criminal, Dubé recordó con satisfacción que “la extradición está legalmente prohibida” en el caso porque “los crímenes que se le imputan a Bravo constituyen ofensas políticas”.

 

La Masacre de Trelew, ocurrió el 22 de agosto de 1972 en la base naval Almirante Zar y Bravo fue identificado por tres sobrevivientes no solo como el oficial que tomo la iniciativa del crimen sino como quién dio los tiros de gracia a las víctimas.

Dube rechazó con desprecio los testimonios de Ricardo Haidar, Alberto Miguel Camps y María Antonia Berger los únicos sobrevivientes de la masacre —por ser “ni creíbles ni confiables”. Los tres jóvenes fueron desaparecidos durante la siguiente dictadura militar argentina.

“Esta solicitud de extradición es denegada y esta Corte no emitirá un certificado de extradición a la Secretaría de Estado recomendando que Roberto Guillermo Bravo sea extraditado a la Argentina”, proclamó Dube, un juez comprometido con varios elementos de la mafia cubanoamericana de Miami.

Unos meses después de la Masacre, “El Ñato” se apareció con su cómplice, el capitán Luis Emilio Sosa, encargo de la instalación militar al momento de los hechos crimen, en la Agregaduría Naval Argentina en Washington. Se benefició, de manera evidente, de la complicidad de los servicios de inteligencia norteamericanos.

Miami alberga una enorme colonia de asesinos y prófugos de todos los regímenes de ultraderecha del continente. Esto en el país que pretende combatir el terrorismo y que usa este pretexto para inmiscuirse en los asuntos internos de las otras naciones.