Constitución en mano, el juez Stephen William Smith del distrito Sur de Texas la ha armado. Este juez culto, refinado y sutil, ver advertencia orwelliana, ha ido mucho más allá. Ha pulido la sentencia meticulosamente con un martillo que es el emblema de su autoridad: “los espectaculares avances tecnológicos han alterado el panorama legal más profundamente que la nueva jurisprudencia”.
El juez Smith se ha cruzado en el camino del FBI y los apostoles de la seguridad. Les quiere impedir el paso con un viejo texto y la interpretación (pdf) que hace del mismo.
Los datos de los usuarios capturados a través de las torres de telefonía móvil están protegidos por la Cuarta Enmienda de la Constitución de los EE.UU. contra registros e incautaciones ilegales. La sentencia se cruza en el camino de los liberticidas con placa después de un lustro de resoluciones judiciales que permitían a la policía acceder a la información de los usuarios con la misma facilidad que “fichan” al llegar a su comisaría.
El juez Stephen William Smith ha dictado sentencia: Los dispositivos de vigilancia electrónica están violando la Constitución de los EE.UU. Los registros detallados – aleatorios o no – que hacen los operadores y proveedores también. La localización móvil viola la Cuarta enmienda. Bromas las justas. Violaciones de la ley amparadas en el desarrollo tecnológico, denuncia. Ley de la selva que rige la conducta del gobierno y los operadores. Un señor juez:
En 1789 era inconcebible que cada paso de la vida de un ciudadano pudiera ser monitorizado, grabado y revelado al Gobierno”, Sin embargo, ahora es concebible para un usuario de teléfono móvil nacido en 1984 que cada movimiento de su vida adulta pueda ser capturado, almacenado, y recuperado de una carpeta digital de forma imperceptible.
La Cuarta Enmienda garantiza el derecho del pueblo a la seguridad de las personas, domicilios, documentos y todo tipo de efectos contra registros e incautaciones irrazonables. En su esencia la Cuarta Enmienda salvaguarda “el derecho de un hombre a refugiarse en su propia casa y protegerse de las intrusiones irrazonables del gobierno.