Esto entre otras cosas, que parten de la instalación de un sistema de misiles escudo y el continuo despliegue de armas nucleares tácticas en toda Europa –como si Rusia estuviera por invadir Finlandia y Polonia– hasta la participación en los planes de guerra cibernética del Pentágono y la expansión de las misiones castrenses en el este y el sur del planeta. Unos 38 países han enviado efectivos a la guerra Afganistán/Pakistán y sucede que la OTAN se ha convertido en el factor más importante de la unidad de Europa por encima de su institución política, la Unión Europea, una unidad sellada con sangre en el campo de batalla. Cabe preguntarse si el cacareado humanismo nacido en el Viejo Continente existió en pleno alguna vez.
Asegurada esa retaguardia, Washington se proyecta ahora hacia otras regiones con la intención definitiva de convertir en súbditos a los países que todavía no lo son. Barack Obama insiste en las políticas de su antecesor y ya no se habla de una retirada próxima de Afganistán: Mark Sedwill, el representante civil número uno de la OTAN, señaló que el lapso necesario para controlar completamente el país podría dilatarse “hasta el 2015 y aún más” (//afpakforeignpoloicy.com, 17-11-10). No comparte ese “optimismo” el general David Richards, comandante en jefe del ejército británico: declaró que “la OTAN necesita planificar el papel que jugará en los próximos 30 o 40 años para ayudar a las fuerzas armadas afganas a recuperar el país” (www.dailymail.co.uk, 15-11-10). Va entonces para largo, lo cual no obsta para que otros preparativos de guerra sigan su curso.
El cuarteto encargado de la política exterior estadounidense que integran Obama, Hillary Clinton, Robert Gates y el jefe del estado mayor conjunto, almirante Michael Mullen, estuvo muy ocupado en la primera quincena de noviembre recorriendo en total diez países del Pacífico asiático. El 7 de noviembre Robert Gates afirmaba en Melbourne que el siglo XXI es “el siglo del Pacífico” (www.defense.gov, 7-11-10) y no desaprovechó su visita a Australia para lograr, con la ayuda de Mullen, que estacionarán en varias bases militares del país. Al mismo tiempo, Hillary Clinton volvió a dar existencia, después de 24 años de congelamiento, al tratado de seguridad Australia / Nueva Zelanda / EE.UU. (Anzus, por sus siglas en inglés).
Obama no se quedó atrás: realizó una gira de diez días por Indonesia, Corea del Sur y Japón que comenzó en la India, a la que adjudicó 10 Boeing C-17 por valor de 5.000 millones de dólares, la sexta venta de armas más importante de la historia de EE.UU. (www.businessinsider.com,. 6-11-10). Quedará muy atrás de la que será la primera cuando a pedido de Obama el Congreso estadounidense apruebe, como sin duda aprobará, la exportación a Arabia Saudita de 84 cazas de combate F-15, helicópteros, radares y misiles, por un valor total de 60.000 millones de dólares. Para el general prusiano Carl von Clausewitz, la guerra era la continuación de la política por otros medios. Para la Casa Blanca, es el medio de engordar los bolsillos voraces del complejo militar-industrial. La dirección de la economía de un país debiera ser el resultado de una concepción política. En EE.UU. es más bien al revés.
Los negocios no inhiben otros preparativos. Las maniobras militares conjuntas y los juegos de guerra de fuerzas estadounidenses, británicas, alemanas, francesas y otras europeas con países del Pacífico se multiplicaron en el segundo semestre de este año y hasta Vietnam, por primera vez desde su guerra, fue copartícipe de uno de estos operativos. El más largo duró 40 días, comenzó a fines de junio y tuvo lugar en las aguas que rodean a Hawai dirigido por EE.UU. con 32 buques de guerra, 5 submarinos, más de 170 aviones y 20.000 efectivos de Australia, Canadá, Chile, Colombia, Corea del Sur, Francia, Indonesia, Japón, Malasia, los Países Bajos, Perú, Singapur y Tailandia. Avanzan las alianzas militares del Pentágono con países africanos. El imperio está lejos de dormirse, pero quién sabe cuándo y cómo será su verdadero despertar.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/