Ahmad Kawoosh/Ahmad Kawoosh

The Nation/Taiwan News

En un flujo continuo de dinero, los dólares provenientes del contribuyente norteamericano terminan pagando a miembros del Talibán y financian un volátil ambiente en Afganistán. Las empresas privadas de guerra contratadas por Estados Unidos les pagan a los insurgentes con la esperanza de lograr la misma seguridad que deberían brindar a sus contratadores. Concurrentemente, pagan para conseguir un paso seguro de los soldados de Estados Unidos en los puntos de control operados por sospechosos de insurrectos.

En algunos casos, compañías afganas dirigidas por ex talibanes, como un primo del presidente Karzai, también están protegiendo el paso de los soldados norteamericanos. La financiación de los insurrectos, junto con rumores de que helicópteros de Estados Unidos balseaban talibanes en Afganistán, ha sembrado una extensa desconfianza entre las fuerzas estadounidenses. Mientras tanto, el dólar del contribuyente de Estados Unidos continúa financiando insurrectos para proteger a las tropas norteamericanas, para que así puedan luchar contra los insurgentes.

Ahmad Rate Popal es un magnífico ejemplo de cómo Afganistán todavía está controlado bajo reglas del Talibán que hoy rigen en el país mientras pagan con fondos provenientes de los impuestos de Estados Unidos. Ahmad Rateb Popal, quien sirvió como intérprete en una de las recientes ruedas de prensa del Talibán, está incrementando largamente su riqueza gracias a la guerra de Estados Unidos en Afganistán. En 1988, Popal fue acusado de conspiración para internar heroína en Estados Unidos; lo soltaron de la prisión en 1997. Su primo es el presidente Hamid Karzai, el jefe de Afganistán. Popal y su hermano Rashid Popal -encausado como culpable en 1996 por otra internación de heroína- controla el Grupo Watan de Afganistán, que es un consorcio dedicado a muy diversos campos de negocios. Una de las empresas de Watan recibe pagos por proteger convoyes de camiones afganos que transportan suministros estadounidenses desde Kabul a Kandahar. Popal ejemplifica un virtual carnaval de caracteres equívocos y conexiones sombrías con ex funcionarios de la CIA y ex oficiales militares de Estados Unidos en Afganistán que se unen de las manos con talibanes y ex mujahedeens para colectar fondos gubernamentales estadounidenses gastados en nombre del esfuerzo de guerra.
Los contratistas de seguridad de Estados Unidos, e incontable otras sociedades norteamericanas privadas, no pueden proporcionar la seguridad que les pagan por ofrecer. Así, los contratistas militares de Estados Unidos en Afganistán pagan a sospechosos de insurrectos para proteger las rutas de suministros de Estados Unidos que precisamente los contrataron para proteger. Un país rasgado por la guerra, tal como Afganistán, tiene una legión de ciudadanos en pobreza. Como resultado, no es duro que los contratistas privados encuentren a individuos que quieren tomar el dinero para proteger las rutas de abastecimiento.
Así, un 10% estimado de los contratos de logística del Pentágono, que asciende a centenares de millones de dólares, se paga a los insurrectos, de modo que el gobierno de Estados Unidos financia a las mismas fuerzas contra las que están luchando las tropas norteamericanas.
Un ejemplo de esos contratos es el concedido al holding NCL de Afganistán, jineteado por Hamed Wardak, el joven hijo norteamericano del actual ministro de defensa afgano, general Abdul Rahim Wardak. NCL era una pequeña empresa hasta que fue favorecida por un contrato de logística militar de Estados Unidos, que mereció centenares de millones de dólares. Pese a que la empresa actúa solamente en Afganistán, Wardak registró NCL en Estados Unidos tan temprano como en 2007, gracias a sus importantes conexiones en ese país.
En el consejo consultivo de NCL ocupa una silla Milton Bearden, un ex oficial bien conocido de la CIA, que en 2009 fue presentado por el senador John Kerry como “el caso de un legendario ex oficial de la CIA, un pensador esclarecido y gran escritor”. Bearden es el activo increíble de una pequeña empresa sub-contratista de defensa. Wardak fue capaz de conseguir un contrato para Host Nation Trucking a pesar de no tener ninguna experiencia aparente ni evidente. El contrato consiste en manejar el paquete de abastecimientos de Estados Unidos a través de Afganistán, acarreando suministros a las bases y puestos avanzados más alejados del país. El contrato al principio fue pequeño, pero creció muy rápidamente en 600%, convirtiéndose en un enorme contrato, merecedor de 360 millones de dólares. NCL, bajo la conducción firme del bien conectado hijo del ministro de defensa, dio un golpe de fortuna con un contrato de oro puro. Estos beneficios, que solamente van a una porción muy selecta y bien conectada de la elite afgana, construyen una enorme desconfianza de los ciudadanos afganos hacia las tropas norteamericanas y su entorno.
En Afganistán se rumorea persistentemente que las fuerzas de Estados Unidos están utilizando sus helicópteros para balsear a combatientes del Talibán. El rumor es fuertemente negado por los militares. Sin embargo, el rumor del helicóptero circula en muchas áreas que están alimentando la desconfianza hacia las fuerzas que se supone llegaron al país a traer orden. Las tropas internacionales OTAN niegan que estén apoyando a los insurrectos. “Este negocio entero con los helicópteros es apenas un rumor”, dijo el general de brigada Juergen Setzer, recientemente designado comandante para el norte de la Fuerza Internacional de Ayuda de Seguridad (ISAF, por su sigla en inglés). “No tiene ninguna base en la realidad, según nuestras investigaciones”. Pero las rumores persistentes de que se han visto helicópteros extranjeros ayudando a desplazarse a los talibanes en el norte de Afganistán recibieron un alza inesperada a mediados de octubre de 2009, cuando el presidente Karzai dijo a los medios que su administración investigaba informes similares, sobre helicópteros “desconocidos” que balseaban insurrectos desde la provincia de Helmand, en el sur, a las provincias de Baghlan, Kunduz y Namangan, en el norte.
Actualización

The New York Times -6 de junio- divulgó que el subcomité de seguridad nacional de la Cámara de Representantes, cuya cabeza es el demócrata por Massachusetts Juan Tierney, está llevando a cabo audiencias sobre este problema. El miembro del Congreso Tierney citó el artículo de la revista The Nation como fundamento para comenzar la investigación (Washington Post, 29/03/10).

Cobertura de medios corporativos: Desde que hicimos nuestra búsqueda inicial del seguimiento de los medios corporativo a este problema (en febrero de 2010), que en aquel momento tenía cobertura cero, The New York Times y The Washington Post han cubierto parte de la historia en sus páginas delanteras. Ambos mencionaron al primo del presidente Hamid Karzai y ambos reconocieron que, según parece, el dinero rueda hacia los talibanes. Ninguno de los dos diarios mencionó la conexión estadounidense de Milton Bearden. The Washington Post cubrió la historia el 29 de marzo de 2010 y mencionó el artículo de la revista The Nation. La historia del New York Times salió el 6 de junio de 2010 reconociendo la corrupción, pero incluyó la noticia de que el presidente Obama abordaba el problema con el presidente Karzai. Porque las dos historias están separadas por dos meses y porque los vínculos con Estados Unidos (como Milton Bearden) fueron dejados fuera, el Proyecto Censurado decidió mantener este tema importante en la lista de historias top censuradas del año.


Fuente original: http://www.argenpress.info/2010/09/proyecto-censurado-2011-10-estados.html