Estelle Leroy Debiasi
Elcorreo.eu

Un año para seguir avanzando y mantener la estabilidad política y social hasta las nuevas elecciones presidenciales previstas para el 23 de octubre de 2011. Éste es el reto de Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de la república argentina. Una nueva página de la vida política se abre tras la muerte de Néstor Kichner.

A algunos meses de las elecciones presidenciales, la brutal desaparición del ex presidente Néstor Kirchner, de quien se pensaba que aspiraría a un nuevo mandato para suceder a la presidenta en ejercicio Cristina Fernández de Kirchner, cambia totalmente el reparto de las cartas.

Los próximos meses van a estar sembrados de emboscadas para la presidenta Cristina Kirchner para llevar a buen puerto la política emprendida desde 2003. Una política basada en un paradigma diferente, que rompe con lo que había vivido el país hasta entonces, basado en la demanda, la creación de empleo y el papel del Estado en la lucha contra la exclusión, las relaciones diferentes con el FMI, la construcción de una política regional… Con audacia, y también a veces desafiando a los «grandes» del poder financiero… Ése fue el camino de la reconstrucción socioeconómica de un país devastado por el neoliberalismo.

El mandato de Cristina Kirchner ya ha sido, en estos últimos meses, más turbulento que el de su predecesor en un país que ha recuperado las fuerzas: las reivindicaciones de los diferentes sectores se han hecho más presentes a través de una oposición de izquierda constructiva, pero también a veces, como debido a las retenciones a la exportación, con una oposición ultraconservadora al servicio de intereses no necesariamente nacionales. Pero la presidenta supo recuperarse y establecer con sagacidad su propia agenda política.

Reunir, mantener la estabilidad y gobernabilidad del país son actualmente los dos objetivos principales. Evitar el caos y preservar el bien común. Pero ya se levantan las voces de una derecha ultraconservadora para desestabilizar a la presidenta recordando de forma insidiosa que Néstor Kirchner movía todos los hilos tras ella.

Una mujer, una viuda, ¿es capaz? Aquéllos que denunciaban a «los K» como un sistema, la ven amputada y por lo tanto incapacitada. Es conocer muy mal la personalidad de Cristina Kirchner y sus capacidades. Sí, en efecto, Néstor Kirchner era su consejero, el más próximo y perspicaz, y el que evitaba los peligros. Si, su desaparición crea un vacío. Sí, Cristina Kirchner tendrá que seguir su camino sin su compañero de lucha y de vida.

 

Un desafío que sin duda superará con su capacidad de lucha, su tenacidad en la adversidad. Ella seguirá su rumbo. Y cerrará la boca a los venenosos que querrán establecer un paralelismo estúpido entre ella y Evita. Las similitudes acaban en el género y el estado civil.

Hoy el país ve en ella una viuda. A la que hay que ayudar y apoyar, pero la adhesión emocional no debe ser un factor de debilitamiento del país, al contrario. Porque una parte de la oposición, la más arcaica, ve en esta viuda, precisamente, una presa fácil.

La presidenta argentina tendrá que desbaratar las traiciones, los golpes bajos de los miembros de su propio partido, el complejo Partido Justicialista, dividido en dos grandes familias: el Frente para la Victoria, que representan los Kirchner y Daniel Scoli, y el PJ Federal que agrupa a figuras como Carlos Menem, Eduardo Duhalde o Carlos Reutemann.

Sin olvidar el juego turbio de la ultraconservadora e influyente Iglesia argentina, quien a pesar de la conveniente oración de ayer -«estamos hoy aquí para rezar por uno de nuestros hermanos», recibida con el grito de «hipócrita» en la catedral- nunca ha dejado de participar en la desestabilización del gobierno en los últimos meses, movilizando sus tropas –incluidos los niños de las escuelas católicas- contra algunas reformas como el matrimonio homosexual, la anticoncepción, etc. Una Iglesia que todavía no ha saldado las cuentas de su papel durante la dictadura.

La desestabilización también puede venir de fuera con ayuda de los objetivos geoestratégicos y financieros, los viejos demonios siguen ahí: en los últimos meses América Latina ha sido objeto de varios episodios de este tipo (Bolivia, Ecuador…). Argentina debe protegerse.

Por lo tanto el gobierno argentino debe seguir su camino, tanto en el interior del país –evitar el recalentamiento inflacionista, dirigir el crecimiento sin frenar el mercado interno y el empleo, controlar sus reservas de divisas, proteger la soberanía nacional- como a nivel regional por medio de la UNASUR y la defensa de sus intereses en el escenario internacional. Mientras que Brasil precisamente va a elegir nuevo presidente.

Tanto la oposición como el partido en el poder tienen 11 meses para preparar el futuro del país, con proyectos que van más allá de la fecha de las elecciones, al servicio de esta idea del interés común que debe agrupar a un país.

Traducido para Rebelión por Caty R.

Fuente: http://www.elcorreo.eu.org/?Argentine-l-annee-de-tous-les-dangers&lang=fr