Si en algo debe comenzar a pronunciarse organismos colegiados internacionales, fuera del poder manipulador de U.S.A., es sobre estos temas. No se puede seguir permitiendo que U.S.A. se pronuncie a su antojo y con la mayor impunidad sobre temas de interés mundial, que atañe a todos y que U.S.A. se ha arrogado unilateralmente su arbitrio sin mayor oposición internacional.
El A.L.B.A. o mejor la UNASUR deben enfilar sus baterías hacia ese tipo de declaraciones, asumiendo el rol que les corresponde en tal sentido, es decir, estos organismos regionales son los que deben comenzar a pronunciarse sobre el tema de las drogas, de los derechos humanos, terrorismo (incluyendo el de Estado) y cualquier otro que tengan incidencia en los países agremiados, para eso también fueron creados, para asumir posiciones políticas y especialmente en esta materia.
Completamente seguro estoy que será de tanto o mayor relevancia y repercusión internacional, pronunciamientos de un órgano colegiado, con el concurso y participación de las naciones de todo un continente, que el modo individual, sesgado e interesado, en que ya todo el mundo sabe sobre que contexto U.S.A. osa hacer tales afirmaciones, en franco conflicto contra la verdad imperante, considerándose que los países acusados son los que realmente hacen un arduo y permanente esfuerzo, por cortar el tránsito de drogas hacia su nación, siendo esto público, notorio y comunicacional.
Cada incautación de drogas o aprehensión de narcotraficantes, efectuados por los organismos de seguridad de Venezuela, se constituyen en victorias contundentes en la guerra contra las drogas, y a su vez, supone el fracaso de la política norteamericana contra el consumo de estupefacientes (no podría ser este rubro la excepción del país más consumista del orbe), así como también queda fuertemente cuestionada la eficacia o no de los países productores de droga.
Activemos los apéndices jurídicos jurisdiccionales de estos organismos multilaterales y comenzaremos a ver con mayor objetividad, imparcialidad, veracidad y libre de coacción, apremio o manipulación alguna, pronunciamientos más apegados a la realidad, que sirvan de contraposición al dictamen único de U.S.A., en ejercicio de otra forma de expresión imperialista, que no hace sino servirse inescrupulosamente de estas certificaciones, como si de instrumentos políticos se tratara, sobre temas tan sensibles como el que tiene que ver con las drogas.
Oportuno es llamar al voto de la opción revolucionaria, es decir del PSUV, para que diputados con ideas y criterios afines, impulsen desde las instancias parlamentarias internacionales, fórmulas de contrapeso o desmontaje en el foro internacional, del fondo que constituyen estas descertificaciones, declaraciones o pronunciamientos, incongruentes, ambiguos y falsos de Estados Unidos.
Siempre va a ser más rentable no contar factores externos armados promoviendo desestabilización interna, camuflados bajo un supuesto ataque a las drogas, que hacerse acreedor de un puñado de dólares por permitir intervencionismo en suelo patrio.
Abog.
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