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Jon “Maddog” Hall forma parte de ese estrecha elite mundial que vio nacer a la informática a comienzos de los ’80, le dio algo de forma y luchó desde el comienzo –al mismo tiempo que su barba crecía, y jamás dejaría de hacerlo– para que el software se mantenga libre y abierto. A mediados de los ’90, Hall distribuyó las primeras versiones de Linux, el corazón del sistema operativo inventado por Linus Torvalds, montado sobre otro proyecto conocido como GNU, desarrollado por Richard Stallman (ver recuadro). Hall es el director ejecutivo de Linux International, la organización que promueve el uso de Linux, y hoy a las 15 (en la Biblioteca Nacional, en la Conferencia Internacional de Software Libre, organizada por la Fundación Sociedades Digitales y la Cámara Argentina de Empresas de Software Libre) presentará en Buenos Aires el Proyecto Cauã, un emprendimiento concebido junto al gobierno de Brasil –pero que se puede extender a la Argentina– para acortar la brecha digital y aumentar la independencia y la libertad de los usuarios, ya que pretende generar el soporte técnico para dar conexión inalámbrica a gran escala, con un hardware económico y que puede funcionar a 12 voltios. “No se puede perder el control de los datos”, dirá más adelante Hall a Página/12, que acaba de llegar de Brasil, donde expuso en la LinuxCon, la conferencia sobre Linux más grande del mundo.
Cuando habla, Hall tiene la prepotencia de los que han configurado el presente junto a la simpleza de aquellos que han elegido el camino más solidario. “En lugares como San Pablo o Buenos Aires, donde la gente vive en edificios y hay muchas pequeñas compañías que tienen 4 o 5 empleados, es claro que ni los edificios ni las compañías pueden pagar por separado un administrador de sistema. Generalmente contratan a un empleado que hace los back-ups, pero que se equivoca y no sabe muy bien cómo hacer las cosas. Pretendemos preparar administradores de sistema con el Proyecto Cauã que puedan hacer que el sistema trabaje como es debido. El usuario final no tiene que comprar el sistema, que es abierto. Sólo lo usa, tiene que comprar una pequeña placa y un router wifi, pero el costo del soporte y el mantenimiento será muy bajo.”
De lo que habla Hall no es otra cosa que del concepto que está impregnando el mercado y que cambiará la relación de los usuarios con las computadoras: el cloud computing o la computación en las nubes, mediante la cual los usuarios se conectarán a través de pequeños ordenadores para acceder a sus datos y escritorios que estarán en línea. Si bien el modelo de nube más conocido es el de Google (que tiene on line aplicaciones como Gmail, GDocs, etc.), no es el único modelo. “Nosotros preferimos hablar de time sharing, o compartir el tiempo. Cuando empecé había una computadora central, había que caminar hasta la computadora y allí se compartía todo. No había virus, ni spams, ni había que hacer back-ups.”
–O sea que subirse a la “nube” es como volver al principio…
–El problema es que el modelo que ofrece Google depende de la conexión del cliente. Pero a veces las bandas anchas son pequeñas. Con este sistema, el usuario tendrá un link dedicado con 1 Gb por segundo. Y además se acepta la virtualización. Es decir, que nuestro escritorio será virtual, pero no dependerá de una gran empresa, sino que será administrado por un ingeniero de manera local. Está basado en el proyecto Linux Terminal Server y se puede acceder con RedHat, Ubuntu, Debian, no hay ninguna diferencia. También pensamos en dar soporte para Windows y para Mac, si es que los usuarios desean comprar las licencias.
–¿De qué tipo de computación en la nube habla?
–La palabra nube tiene cuatro modelos. Unos proponen software como servicio (Google), otros aplicaciones (apis) como servicios para usar programa, luego está la infraestructura como servicio, o –lo más completo– un contenedor virtual en donde el usuario compra su propio servidor y tiene control total. Nosotros hablamos del tercer tipo de nube, lo que le permite al usuario moverse a cualquier lugar donde esté. El otro tema es el de la privacidad…
–… el gran tema del mundo contemporáneo.
–La nube puede generar gran dependencia. Google, por ejemplo, lanzó el proyecto Wave. Durante mucho tiempo, algunas personas trabajaron con él. Hasta que un día decidieron cerrarlo, no les interesaba seguir desarrollándolo. Así, mucha gente perderá sus datos y no tiene control sobre sus programas. Nuestro modelo le da trabajo a mucha gente y hace al sistema más eficiente.
–¿Puede poner la eficiencia en números?
–Hay 1250 millones de computadoras de escritorios, aproximadamente. Si se pierden 15 minutos al día porque tiene que sacar los virus, no encuentra los archivos, le instalaron un programa y le rompieron algo, no hizo el back-up o porque Microsoft dice que hay que migrar, se pierden 260 millones de horas por día de la economía mundial. Son cinco mil millones de dólares por día. Pero si se pudiera achicar ese tiempo a 10 o 5 minutos porque el software trabaja mejor, se puede usar ese dinero para otra cosa. En una empresa de 300 personas, que pierdan 15 minutos por persona son nueve personas que no fueron a trabajar. Un gerente estaría furioso por eso, pero sin embargo no se enoja igual si el software no trabaja bien.
–Cauã propone un sistema bastante diferente al Google Chrome OS (el sistema operativo de Google que saldrá con hardware propio).
–Google Chrome dice: “Lo único que necesitas es un browser”. No creo que ésa sea la forma. Dicen: “Pueden usar el 99 por ciento de las aplicaciones”. Pero se pierden de ese valioso uno por ciento. La idea nuestra es que teniendo burbujas de conexión por toda la ciudad, puedo usar mi propio escritorio en mi departamento como en cualquier otro lugar de la ciudad. Se puede usar un sistema Linux o un sistema pago. En el sistema pago, se paga cada vez que se usa. En el sistema Linux se usa gratuitamente, porque uno también está liberando su conectividad al resto.
–¿No es irónico que el éxito de Google está relacionado con el código abierto y estén monopolizando el negocio mundial de la publicidad?
–Su negocio es la publicidad, lo cual no es gratis. Google le da mucho a la comunidad desarrollando código abierto. IBM, Hewlett Packard y Daniel Coletti hacen dinero con software libre. Google es muy grande, pero no hay nada que detenga a otra gente de usar Bing de Microsoft. La gente lo usa porque es gratis y funciona bien. Mucha gente piensa que Google es malo, pero es una compañía grande, ellos creen que hacen lo correcto. No estoy de acuerdo con todo lo que dice Eric Schmidt, pero la gente tiene elección: puede elegir no usar Gmail, Google Search, etcétera.