Agencias
Creyó, como tantos otros dentro y fuera de Cuba, que no lograría sobrevivir. Pero ahora, cuatro años después de la crisis de salud que lo obligó a dejar el poder, el comandante Fidel Castro asegura que es un “resucitado”. En el último mes y medio apareció unas 30 veces en público y, en una entrevista con un diario mexicano, publicada ayer, habló por primera vez del “calvario” que vivió en los momentos más duros de su enfermedad.

“Llegué a estar muerto… pero resucité” , afirmó el líder revolucionario durante la charla de casi cinco horas con el diario La Jornada , la primera que ofreció a un medio impreso extranjero desde que delegó el poder en su hermano menor Raúl, el 31 de julio de 2006, primero en forma provisoria y luego definitiva, en febrero de 2008.

“Yo ya no aspiraba a vivir, ni mucho menos. Me pregunté varias veces si esa gente (sus médicos) iban a dejarme vivir en esas condiciones o me iban a permitir morir. Luego sobreviví, pero en muy malas condiciones físicas”, confió Fidel a la directora del diario, Carmen Lira Saade.

Luego de cuatro años durante los cuales sólo se le vio en fotos o breves imágenes de la TV cubana, el comandante, que cumplió 84 años el 13 de agosto, se mostró muy activo desde mediados de julio. Se reunió con científicos, economistas, intelectuales y diplomáticos cubanos, asistió a una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), y participó de entrevistas con la TV venezolana y cubana.

En la charla con La Jornada contó detalles sobre su enfermedad que no había revelado hasta ahora, aunque no mencionó los divertículos que sufrió, y por los que tuvo varias hemorragias que lo obligaron a una serie de operaciones.

En julio y agosto de 2006 estuvo en “un entrar y salir del quirófano, entubado, recibiendo alimentos a través de venas y catéteres y con pérdidas frecuentes del conocimiento ”, señaló.

“Tendido en aquella cama, sólo miraba a mi alrededor, ignorante de todos esos aparatos. No sabía cuánto tiempo iba a durar ese tormento y de lo único que tenía esperanza es de que se parara el mundo”, recordó.

Su esposa Dalia Soto del Valle, que participó en la entrevista en La Habana, y quien lo acompaña en casi todas sus salidas públicas, precisó que el líder comunista apenas pesaba 66 kilos cuando inició su lenta recuperación.

“Imagínate: un tipo de mi estatura pesando 66 kilos. Hoy alcanzo ya entre 85 y 86 kilos, y esta mañana logré dar 600 pasos solo, sin bastón, sin ayuda”, se ufanó Castro. Y subrayó: “Quiero decirte que estás ante una especie de resucitado”.

Fidel remarca que, más allá del mérito de sus médicos, él es un buen paciente: “No cometo nunca la más mínima violación (a las indicaciones). De más está decir que me he vuelto médico con la cooperación de los médicos. Con ellos discuto, pregunto, aprendo”.

Y cuándo resucitó, comandante, ¿con qué se encontró?, preguntó la periodista.

Con un mundo como de locos… Un mundo que aparece todos los días en la televisión, en los periódicos, y que no hay quien entienda, pero el que no me hubiera querido perder por nada del mundo.

Fidel ahora ocupa su tiempo leyendo. Devora libros y lee entre 200 y 300 cables informativos por día, según La Jornada. Además, en la entrevista habló de uno de los temas que más lo preocupan desde su reaparición pública: el riesgo de una guerra nuclear.

“El mundo está en la fase más interesante y peligrosa de su existencia y estoy bastante comprometido con lo que vaya a pasar. Tengo cosas que hacer todavía”, aseguró, sonriente.