Telesur

A siete años de la invasión de Estados Unidos (EE.UU.) en Irak, este martes llega presuntamente a término la misión de combate que a lo largo de ese periodo dejó dos millones de muertos, millones de desplazados y penosas enfermedades para la población. No obstante, aún se encuentran en territorio iraquí unos 50 mil uniformados norteamericanos, de acuerdo a cifras oficiales.

El vicepresidente de EE.UU., Joe Biden, llegó a Bagdad para presenciar la ceremonia oficial que organiza en Ejército para este miércoles para mostrar ante el mundo el supuesto fin de la ocupación, mientras que la operación llamada “Alba nueva” (New Dawn) prevee la permanencia de 50 mil militares en ese país surasiático para supuestamente ofecer entrenamiento a las fuerzas seguridad locales.

Sin embargo, ese contingente de tropas especiales garantizaría a EE.UU. un plan de intervención inmediato para asumir el control de sus intereses como petróleo y presencia estratégica en un país clave para el Gobierno.

 

Como complemento, los norteamericanos han instalado bases militares en el Norte, Centro y Sur del país para asegurar su dominio militar en esa región.

En tanto, el primer ministro de Irak, Nuri Al Maliki, dijo este este martes que el país es soberano e independiente y capaz de garantizar su propia seguridad.

“Iraquíes, tenéis una cita con una nueva fiesta nacional en la que recuperáis la soberanía de vuestro país y dibujáis su futuro con vuestra manos. Irak hoy es soberano e independiente “, expresó Al Maliki en un discurso dirigido a la nación.

Precisó que las fuerzas de su país poseen la capacidad suficiente para mantener la seguridad que tanto necesita la población.

“Os tranquilizo sobre la capacidad de nuestras fuerzas para asumir la responsabilidad”, dijo e insistió en el “papel de liderazgo que jugarán a partir de hoy (martes) los cuerpos de seguridad iraquíes“.

Subrayó la necesidad de retirar por completo los 50 mil soldados que quedan en Irak para antes de 2012, tal y como lo estipula el pacto de seguridad suscrito entre Washington y Bagdad a finales de 2008.

A ese respecto, el portavoz del ministerio iraní de Relaciones Exteriores, Ramin Mehmanparast, país vecino de Irak, declaró que la presencia masiva de esas tropas bajo diferentes pretextos es inaceptable.

La invasión en Irak ha dejado un Estado y una sociedad destruidos, con un saldo lamentable de 2 millones de iraquíes muertos, al menos 5 millones de desplazados, millones de niños y mujeres desprotegidos.

Aunado a esta realidad, el panorama sanitario es menos alentador con enfermedades como el cólera, el aumento de varios tipos de cáncer y de malformaciones en la población iraquí tras la invasión por la intensa contaminación a causa de uranio empobrecido y fósforo blanco, elementos empleados por las tropas estadounidenses como armas, cuyos efectos tardará años en eliminarse, según un informe del Colectivo de Investigación sobre las Armas Radioactivas (CIAR).

El vicepresidente Biden espera sostener varios encuentros con los principales líderes iraquíes como el premier, Nuri Al-Maliki y el ex jefe de Gobierno Iyad Allawi, a cuyas ambiciones algunos atribuyen la actual situación de bloqueo político en el país.

Sobre ese tema, el consejero de Biden en seguridad nacional, Tony Blinken, declaró el lunes en Bagad que “es cada vez más urgente formar un gobierno, y es evidente que el vicepresidente exhortará a los dirigentes (iraquíes) a concluir el proceso”.

En marzo de 2003, el ex presidente George W. Bush, quien, con el apoyo de varios países, tomó la controversial decisión de invadir Irak, con la excusa de la tenencia por parte del Gobierno de Sadam Hussein de armas de destrucción masivas. Desde entonces, más de un millón de militares de estadounidenses han sido desplegados en ese país, de los cuales 4 mil 400 han muerto, mientras que las supuestas armas en poder de Hussein nunca fueron encontradas.

Se espera que para este martes en la noche (00H00 GMT), el presidente de EE.UU. Barack Obama, anuncie de manera oficial el fin de la misión de sus tropas desde la Casa Blanca, como lo había asegurado en el acto de investidura de enero de 2009.