Patria Grande

 

El atentado a las Torres Gemelas sirvió de excusa a Estados Unidos para arrojar la doctrina de la guerra preventiva sobre aquellos países del mundo que le interesaban.

Justo cuando el pentágono admite que en base a falsas acusaciones se invadió a Irak y se ejecutó un genocidio cultural de tan avanzada tecnología que bien pudiera compararse con un juego de atari, justo cuando Tony Blair gana en celebridad, no por el libro que escribió, sino por el rechazo que generan sus “confesiones”, Condolezza trata de convertirse en heroina.

La ex asesora de seguridad nacional le prohibió de manera tajante al presidente George W. Bush volver a Washington tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, según cuenta la propia Rice en una entrevista con la emisora británica Channel 4.

La conversación que, según indican sus protagonistas ocurrió al calor de los acontecimientos, será emitida con motivo del noveno aniversario de los atentados contra el World Trade Center en Nueva York. Rice dice haber impuesto su caracter para castrar toda iniciativa heroica del entonces Presidente.

 

“Conozco al presidente desde hace mucho tiempo y sabía que no quería otra cosa que estar en su sitio y tomar el mando”, cuenta también Rice, que ocupó entre 2005 y 2009 el puesto de secretaria de Estado.

Lo curioso es que la hoja de vida de Bush demuestra que, sin trasnochos ni insomnios, su personalidad le permite abandonar su puesto en cualquier momento. Basta con recordar cómo esquivó su cumplimiento en el servicio militar o su pasividad cuando Katrina devastaba a Nueva Orleans.

Rice habla también sobre la situación en el búnker bajo la Casa Blanca, en el que se refugió junto al entonces vicepresidente, Dick Cheney, y otros miembros del gobierno.

“Había tanta gente en el búnker que faltaba oxígeno. Agentes de inteligencia entraron y dijeron: ‘tenemos que sacar a algunas personas‘. Se dieron una vuelta por el lugar y le dijeron literalmente a algunos que no eran tan importantes y que debían irse“.

Además, la ex secretaria de Estado cuenta que el sistema de comunicaciones seguro del gobierno colapsó por momentos, de forma tal que se tuvieron que dar informaciones secretas a través de teléfonos móviles normales.