Sur
Como secretario general de Unasur, Néstor Kirchner cerró el viernes pasado el Foro de San Pablo que se llevó adelante en Buenos Aires y que contó con la presencia de diferentes fuerzas progresistas de América latina. Dentro de ese marco y tal cual lo hiciera tres semanas atrás en el acto de homenaje a Eva Perón, el ex presidente aseguró que su objetivo es que el ingreso nacional se distribuya “50 y 50 entre trabajo y capital”.
Rodeados de dirigentes de distintas fuerzas de centroizquierda locales y latinoamericanas, Kirchner los convocó a ser “lo suficientemente amplios para construir un espacio progresista diverso y plural que nos lleve a la profundización del modelo”. También reivindicó la heterogeneidad de fuerzas que puede albergar un mismo proyecto al indicar que “en un espacio nacional y popular no hay discursos uniformes; si sabemos debatir, vamos a encontrar una verdad superadora”.
En este sentido, el ex presidente destacó la estrategia para apuntalar la construcción de ese espacio: “Tenemos que involucrarnos y ser solidarios con el resto de los pueblos de América latina”. Para ello, entendió que es necesario “construir y profundizar las políticas sociales en todos los países del continente”. A continuación, miró al derrocado presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y completó: “Por eso, nos van a ver defendiendo siempre los procesos democráticos en la región”.
El contexto que acompañó a Kirchner en el auditorio del Palacio San Miguel estuvo mucho más cercano a lo que alguna vez fue el proyecto transversal que a la clásica liturgia peronista. Así lo demostró la presencia de los intendentes Francisco Barba Gutiérrez (Quilmes) y Mario Secco (Ensenada); el presidente del Frente Grande, Eduardo Sigal, y el titular del Frente Transversal, Edgardo Depetri. También se los pudo ver al ministro de Interior, Florencio Randazzo, y al vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina.
Contra los pseudoprogresistas. Kirchner aprovechó el contexto del Foro para hacer referencia a la política doméstica y arremetió contra las fuerzas políticas que, en la madrugada del jueves, aprobaron en la Cámara baja el 82% móvil en el ingreso de los jubilados. Los embates del ex mandatario fueron por derecha y por izquierda. Por un lado, indicó que “el establishment, la concentración mediática, la concentración económica y la derecha neoliberal, representada en el Congreso, de golpe, se olvidan de su supuesta racionalidad económica para tratar de buscar voluntades y tratar de quebrar y fundir el Estado”.
Pero el titular del Partido Justicialista fue igual de duro con las fuerzas de centroizquierda que en la Cámara Baja aprobaron parcialmente el proyecto promovido por el peronismo disidente, el macrismo y el radicalismo. Sin miramientos, afirmó que le “dan pena los diputados que se inclinan ante la derecha argentina desde una posición seudoprogresista, diciendo que quieren apoyar un proceso ‘liberador’”. Sin duda, el dardo estuvo dirigido principalmente a los diputados de Proyecto Sur, de GEN y a los socialistas, que si bien criticaron el proyecto de mayoría por no especificar cómo se financiará el aumento a los jubilados, terminaron votando con el resto de las fuerzas opositoras. “No sé cómo pueden tener un doble discurso. El día que vean con quién han votado, no van a poder mirar ni a sus nietos”, remató Kirchner.