Informe Reservado

Hasta el más desprevenido ciudadano que siga con interés la polémica y el enfrentamiento entre el gobierno nacional y los accionistas privados de la empresa Papel Prensa SA, debe haber sospechado de la repentina aparición y declaraciones del ex Embajador argentino en la UNESCO, Gustavo Caraballo, convertido repentinamente en el principal argumento del Grupo Clarín para resistir las acusaciones que pesan sobre algunos de sus directivos, Héctor Magnetto principalmente. No se trata simplemente de casualidad, sino de una situación donde los lazos de familia están jugando un papel muy importante, al tiempo que hacen dudar sobre la objetividad e independencia del testimonio mediático de Caraballo.

Gustavo Caraballo tendría lazos familiares (al parecer sería su tío) con Octavio Alfredo Caraballo, con quien habría compartido un espacio laboral años atrás en el holding Bunge y Born. Al mismo tiempo, el 7 de Marzo de 2008, se habría constituído una empresa cuya denominación sería MOTAPÉ SA, dedicada al negocio cría y venta de equinos. De acuerdo a la documentación respectiva, el Presidente de la mencionada firma sería el mencionado Octavio Caraballo, acompañado por Julio Alfredo Freixas como Vicepresidente y Gustavo Caraballo como Director Titular. La firma registra domicilio social en la Avenida Alicia Moreau de Justo 550 Piso 2, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Octavio Caraballo estaría, a su vez, casado con Andreína De Luca, y serían padres de tres hijos: Gonzalo Francisco Alfredo, Elisa y Leonor. El único hijo varón del matrimonio, el nombrado Gonzalo Caraballo está casado, casualmente, con Alma Rocío Aranda, hija de José Antonio Aranda que, por si usted no lo sabía, es un alto directivo del Grupo Clarín. El matrimonio Caraballo-Aranda, tiene fijado su domicilio legal en Estancia San Ignacio, Junín de los Andes, Provincia de Neuquén, y la señora Alma no sería precisamente una sumisa ama de casa, ya que formaría parte de un emprendimiento societario propiedad de su padre.

En síntesis, quien defiende a Clarín y La Nación termina siendo pariente de uno de los directivos más importantes del monopolio. Y convengamos que no tiene sentido ponernos a discutir cuan cercano o lejano es el parentesco, en el contexto en el cual se da la aparición de Caraballo, que a esta altura del relato, más que pretender aclarar el panorama termina, en definitiva, tomando por idiotas a los lectores de ambos matutinos en una vergonzosa defensa de los negocios de la familia.