«Este es un proyecto en el que debemos hacer un esfuerzo común y perseguir el mismo propósito. Civiles y militares, afganos y extranjeros, somos parte de un equipo con una misión», declaró Petraeus.
«En esta importante tarea, la cooperación no es opcional sino imperativa», añadió Petraeus.
El general, que llegó a Kabul el viernes, participaba el sábado en una celebración de la independencia de Estados Unidos en la embajada estadounidense con unos 1.700 invitados, entre los que figuraban ministros afganos, diplomáticos y empleados.
El pasado jueves, los talibanes hicieron explotar un coche bomba y lanzaron varias granadas. Eran las 7.30 de la mañana. Después varios hombres atacaron desde distintas direcciones unas instalaciones. La OTAN asegura que los talibanes no lograron traspasar en ningún momento el perímetro de la base, que incluye un estratégico aeropuerto.
La carretera que une Pakistán con Kabul, fuente esencial de aprovisionamiento para la OTAN, estuvo cortada durante varias horas. El portavoz de los talibanes, Mujahid Zabiullah, informó en una conversación telefónica a la agencia Reuters de que en el ataque participaron seis hombres.
Este tipo de acciones suicidas de estilo comando son cada vez más frecuentes en Afganistán. La de ayer fue similar a la llevada a cabo hace unas semanas contra la base de Bagram. La guerra es cada vez más sofisticada, dura y mortífera. En junio han muerto más de 100 soldados extranjeros. Se trata del peor registro desde la invasión a finales de 2001.