Obama, aseguró que las nuevas sanciones aprobadas por el Congreso de su país son las más duras impuestas nunca contra Irán porque van dirigidas «al corazón de las capacidades de la República Islámica para desarrollar y financiar su programa nuclear».
«No debería haber dudas (…) Estados Unidos y la comunidad internacional estamos decididos a evitar que Irán pueda adquirir armas nucleares», dijo Obama durante la firma de la nueva Ley de Sanciones a Irán, aprobada la semana pasada por el Congreso estadounidense.
La ley penaliza a la compañías que provean de gasolina al país persa, así como a las empresas financieras que realicen transacciones financieras relacionadas con el programa nuclear de Irán, con la Guardia Revolucionaria iraní o con «el terrorismo». Asimismo, las empresas que quieran conseguir contratos con el Gobierno de EEUU tendrán que demostrar que no llevan a cabo negocios con el gobierno de Teherán.
«Estamos aumentando la presión contra el Gobierno iraní por su fracaso en cumplir sus obligaciones internacionales e insistir en enriquecer uranio, pese a las alternativas que le han presentado los negociadores mundiales», indicó Obama. Otros países, como Australia y Canadá, además de la Unión Europea, han presentado o planean presentar su propio programa de sanciones, según recordó el presidente estadounidense.
«Estamos mostrando al Gobierno iraní que sus actos tienen consecuencias», subrayó. «Si Irán continúa su desafío a la comunidad internacional, la presión seguirá aumentando y su aislamiento seguirá profundizándose». Según Obama, «que no haya duda: EEUU y la comunidad internacional están decididos a impedir que Irán pueda adquirir armamento nuclear».
La promulgación de las sanciones llega después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara en junio una nueva resolución con sanciones al programa nuclear iraní.
Anticipándose a la firma de la ley por parte de Obama, el presidente del Parlamento iraní, Ali Larijani, dijo desde Damasco que «las amenazas contra su país costarán caro a Estados Unidos».
«Ellos deben entender que medidas como esas no tendrán efecto sobre la voluntad política iraní», afirmó Larijani, citado por la agencia oficial Irna.