Carla Aedo


Desde Caracas, en donde se encuentra participando de las actividades oficiales, con motivo de celebrarse el 199º Aniversario de la Firma del Acta de la Independencia de Venezuela, el senador del MAS, Alejandro Navarro cuestionó “el doble estándar de aquellos que hoy quieren erigirse en paladines de la democracia, interviniendo en la política interna de pueblos hermanos”, saliendo al paso del proyecto de acuerdo presentado por los senadores de la Democracia Cristiana Ximena Rincón, Soledad Alvear, Andrés Zaldívar, Ignacio y Patricio Walker; el senador del gobernante partido Renovación Nacional, Andrés Allamand y el actual presidente del Partido Socialista, Fulvio Rossi, que pone en duda la transparencia del proceso electoral de septiembre próximo en la República Bolivariana.

El parlamentario, que fue invitado por la Asamblea Nacional (Parlamento) a participar de las ceremonias del Bicentenario de la Patria de Bolívar, dijo que “aquellos que hoy dedican su tiempo a atacar el proceso de cambios en Venezuela, son algunos de los mismos que corrieron a apoyar el golpe de Estado de abril del 2002 contra el Presidente Chávez, apoyando el mandato de facto del empresario Pedro Carmona, y algunos de los mismos que en el pasado avalaron el derrocamiento del gobierno del Presidente Allende. Lo curioso, es que aquellos que buscan la paja en el ojo ajeno, no son capaces de ver la viga en el propio”.

Navarro, Presidente del Grupo de Amistad Parlamentario Chile-Venezuela, dijo que “cuestionar la legitimidad de un gobierno amigo como el de Venezuela, que ha ganado limpia y transparentemente las elecciones que ha enfrentado, y que es uno de los pocos que se ha sometido a referéndum revocatorio parece un exceso, cuando Chile sigue siendo regido por la Constitución que a punta de fusiles y terrorismo de Estado impuso el dictador Augusto Pinochet. Gracias a esa constitución, que a algunos hace rato ya les acomoda, es que tenemos un sistema electoral que no representa la voluntad ciudadana y seguimos manteniendo una democracia trunca, limitada y elitista”.

El legislador añadió que “además parece un contrasentido que uno de los principales argumentos para cuestionar el proceso político venezolano sea sus supuestos ataques a la libertad de expresión, libertad que claramente en Chile no existe, donde los medios alternativos e independientes han sido eliminados sistemáticamente desde 1990 en adelante, donde existe un duopolio en la prensa, cuando las radios están concentradas en dos o tres manos y cuando abrir una radio comunitaria es más difícil que abrir un banco”.

“Por cierto -agregó- también llama la atención que otro de los argumentos en que busca sustentarse este proyecto de acuerdo de los senadores del PDC, RN y PS sean eventuales incumplimientos o cuestionamientos enunciados por la CIDH u otras instancias internacionales, cuando Chile hace rato que viene dando explicaciones ante la CIDH, justamente en materia de libertad de expresión, por la censura de libros y películas, por discriminación y por algunas de sus políticas lesivas para los pueblos originarios”.

Navarro dijo que “por suerte, y eso hay que decirlo, posiciones como las de Patricio Walker, que encabeza esta iniciativa no representan a la mayoría del pueblo de Chile. Antes su objeto de persecución fue Cuba, ahora es Venezuela, seguramente más tarde serán Ecuador y Bolivia, lo que deja en evidencia que esta es una práctica ideológica y no de defensa de la democracia y las libertades como él pretende, porque si así fuera, no sería tan amigo del rey de Marruecos, que además de no ser elegido, está fuertemente cuestionado ante las Naciones Unidas por las violaciones a los derechos del pueblo Saharaui”.

El legislador dijo que “lo que aquí vemos es la articulación de una antigua política de la ODCA, con la política internacional de la derecha chilena supeditada a la hegemonía norteamericana y a la que ahora se ha sumado la Internacional Socialista, que de socialista sólo le va quedando el nombre, pues ha terminado convirtiéndose más en una herramienta del reforzamiento del neoliberalismo, que de búsqueda de cambios en favor de las mayorías y de libertades a favor de los pueblos”.

“Lamentablemente -añadió- la despolitización que ha vivido Chile en los últimos 37 años hace que para muchos de estos parlamentarios pueda ser normal vivir esta contradicción permanente de cuestionar a otros, por hacer o decir lo que ellos ya no quieren hacer ni decir. Sin embargo, en el pueblo chileno, existe un sentimiento distinto hacia los pueblos de Latinoamérica, más cercanos a la amistad y a la solidaridad de quienes entienden que no serán ni el FMI, ni el Banco Mundial los que permitirán avanzar hacia una sociedad verdaderamente más justa, como la soñaba Allende, y que a muchos nos honra y no nos da miedo ni vergüenza nombrar como socialismo”.