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Tras meses de tiras y aflojas, el Parlamento Europeo ha dado su visto bueno a un acuerdo que va a permitir el envío de noventa millones de datos bancarios al mes. Aunque con condiciones: la primera es el control del proceso por Europol.
La segunda, la explica Stavros Lambrinidis, eurodiputado socialista: “una persona designada por la Unión estará presente a diario en el departamento del Tesoro estadounidense para supervisar las búsquedas que se realicen sobre los datos del banco europeo. Si comienzan a seleccionar datos a profundizar en ellos, es decir, a hacer otras cosas salvo buscar a sospechosos de terrorismo ya conocidos, pararemos la búsqueda y les bloquearemos”.
La información partirá de este edificio sin logotipo, ubicado en Bruselas. Es la sede de SWIFT, la Sociedad de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales. Más de nueve mil entidades bancarias de doscientos nueve países la utilizan.
La eurocomisaria Cecilia Malmström explica que Washington se interesa por esos datos porque “la seguridad para los estadounidenses es primordial. Siguen arrastrando el drama del 11 de septiembre y luego llegaron los atentados fallidos del avión de Detroit y el del Times Square, este año”.
El Europarlamento exige que las demandas de Washington estén justificadas y sean precisas. Con el nuevo acuerdo, los ciudadanos europeos tendrán derecho a acceder a los datos que les conciernen y podrán presentar un recurso, si estiman que sus derechos han sido violados.
Hasta 2006 no se descubrió que Europa y Estados Unidos tenían un acuerdo secreto sobre la transferencia de datos bancarios.
El Acuerdo, fue autorizado “tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, para reforzar la cooperación en la lucha antiterrorista. No obstante, el mayor problema sigue siendo garantizar a los ciudadanos europeos los mismos derechos que tienen los estadounidenses, en lo que respecta a la protección de su privacidad dentro de Estados Unidos, y en concreto en lo que se refiere a los datos bancarios”.