El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, intenta desactivar una nueva y amenazante ‘mina’: la ira del titular de Exteriores y aliado en la coalición, Avigdor Lieberman, quien anoche se enteró viendo un noticiero de televisión que el ministro de Industria y Comercio, el laborista Benjamin Ben Eliezer, se había reunido a sus espaldas con el ministro de Exteriores de Turquía, Ahmet Davutoglu.
La reunión celebrada ayer en Bruselas e impulsada por Estados Unidos, así como por empresarios turcos e israelíes, pretendía mejorar las relaciones bilaterales, muy agravadas tras la muerte de nueve activistas turcos propalestinos en el abordaje a la flotilla a Gaza.
Netanyahu, por su parte, afirma que el hecho de que no fuera informado de la reunión se debe a razones técnicas. Una justificación ridícula teniendo en cuenta que la Casa Blanca y el ministro de Defensa, el líder laborista Ehud Barak, sí fueron informados. El propio Lieberman ironizó ante este argumento cuando le preguntaron si había hablado con Netanyahu desde la filtración del encuentro en Bruselas. «Por razones técnicas no he podido hablar con él». Es la primera vez desde la formación del Gobierno (abril de 2009) que Lieberman ataca en público y de forma directa a Netanyahu.
En el entorno de Ben Eliezer, se defienden: «Era necesario no comentar la reunión, ya que creemos que las declaraciones de Lieberman provocan más distanciamiento con Turquía». Según la cadena de televisión turca NTV, Ben Eliezer y Davutoglu pactaron volver a verse de forma secreta.
Desde hace semanas, Estados Unidos presiona a Turquía para que cese sus ataques verbales contra Israel, aumentados tras la crisis de la flotilla. La Casa Blanca ha exigido al primer ministro turco, el islamista Recep Tayip Erdogan, que modere su discurso e intente renovar el diálogo con Israel. La última medida de represalia de Erdogan ha sido vetar la entrada en su espacio aéreo de los aviones militares israelíes.