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Organizaciones humanitarias y entes no gubernamentales celebraron la puesta en marcha, el próximo domingo, del acuerdo internacional que prohíbe la producción, desarrollo, adquisición y el uso de las bombas de racimo, causantes de la muerte y mutilación de decenas de miles de personas al rededor del mundo.
Estas organizaciones también solicitaron la adhesión al acuerdo de aquellos países que aún no lo han hecho, que finalmente son los principales productores de estos artefactos.
Para la puesta en marcha del tratado de Oslo en diciembre de 2008 era necesaria la ratificación de un mínimo de 30 países firmantes.
«El domingo es un día de celebración, es la concreción de un sueño que parecía imposible y que ha hecho realidad la voluntad de la sociedad civil con la ayuda de algunos estados», señaló en rueda de prensa el líder de la Colación Contra las Armas de Racimo que agrupa a más de 300 ONG, Thomas Nash.
Más de un centenar de países firmaron el tratado internacional y hasta el momento 37 de ellos ya lo ratificaron pero, los principales productores de estos artefactos (Estados Unidos, Rusia y China) aún no lo han firmado.
«Claro que nosotros queremos que todos formen parte del acuerdo, pero debemos recordar que ya se ha conseguido que las fuerzas de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) no las usen desde 2003», señaló respecto a la ausencia de otros países como Israel que mantiene una guerra interna.
«Además, a partir del domingo, los países que las usan serán cada vez más estigmatizados», agregó Nash.
Una bomba racimo, o munición racimo, es un arma que contiene múltiples submuniciones explosivas. Son lanzadas desde aviones o se disparan desde tierra y son diseñadas para abrirse en el aire, liberando las submuniciones que pueden cubrir un área del tamaño de varios campos de fútbol.
«Uno de los principales argumentos para su prohibición es el hecho de que ya no son útiles para los objetivos militares buscados. Son una reliquia de la Guerra Fría, cuando se querían impedir invasiones terrestres», explicó por su parte el Jefe de la unidad de Armas del Comité Internacional de la Cruz Roja, Peter Herby.
Israel es uno de los países que más bombas de racimo almacena, pese a que se desconoce la cantidad exacta, de igual forma Gran Bretaña y Alemania cuentan con 50 millones de explosivos de racimo cada uno, pero han ratificado el tratado y se han comprometido a destruirlos.
Actualmente el principal productor y exportador mundial de bombas de racimo es Estados Unidos (EE.UU.), con una cantidad demostrada de 800 millones.
«En la última guerra en el Líbano se usaron seis tipos distintos de bombas de racimo, y cuatro de ellos fueron comprados por Israel a Estados Unidos», apuntó Nash.
Según la Coalición contra las Bombas de Racimo estos explosivos han herido y asesinado desde 1965 a más de 100 mil personas, un tercio de ellos niños.
El Ejército de EE.UU., entre 1964 y 1973, dejó caer cerca de 260 millones de municiones de racimo en Laos, en el sureste asiático.
Hasta los momentos, menos de 400 mil han sido retiradas, un diminuto 0,47 por ciento, y ha causado la muerte de al menos 11 mil personas.
Al menos 15 países han usado bombas racimo, incluyendo Eritrea, Etiopía, Francia, Israel, Marruecos, Holanda, el Reino Unido, Rusia y EE.UU. Un pequeño número de grupos armados no estatales también las han usado.
La Unión Soviética usó bobas de racimo por primera vez en 1943 contra las tropas nazis. También fueron muy utilizadas en la Guerra del Golfo, Chechenia, la ex Yugoslavia, Afganistán e Irak.
Las víctimas de este tipo de explosivos, que contienen en su interior cientos e incluso miles de mini-bombas, inicialmente resultaron heridas mientras realizaban actividades cotidianas.