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Amiri afirmó en rueda de prensa poco después de llegar a Irán, donde se pudo encontrar con su familia, que la CIA le sometió «a una intensa presión psicológica», y que el principal objetivo de Washington al ofrecerle dinero por difundir mentiras es dañar la imagen de la República Islámica.
El científico afirmó además que durante su interrogatorio por parte de los agentes de la CIA estaban presentes agentes israelíes, y que para poner más presión sobre él amenazaron con extraditarle a Israel en caso de que no colaborara.
Amiri, además, negó que él pudiera ofrecer ningún tipo de información de Inteligencia sobre el programa nuclear iraní, pues se definió a sí mismo como «un simple investigador». «Nunca he realizado investigaciones sobre ensayos nucleares», sostuvo.
Amiri llegó este jueves a Irán procedente de Estados Unidos, donde el pasado martes apareció tras su larga desaparición de 2009 y pidió refugio en la Embajada paquistaní en Washington, que es la institución que la diplomacia iraní usa como para plataforma de acción en Estados Unidos, ya que ambos países no tienen relaciones diplomáticas formales desde 1979, año del triunfo de la Revolución Islámica en Irán.
Este martes una fuente anónima de los servicios secretos norteamericanos afirmó que Amiri les había aportado «información útil» sobre el programa nuclear iraní.
A su llegada a Teherán, Amiri vivió un emotivo encuentro con su mujer y su hijo. En todo momento se mostró sonriente y realizó con frecuencia el gesto de la victoria con la mano.
Preguntado acerca de la posibilidad –desvelada por el Gobierno de Estados Unidos– de que él hubiera accedido a volver a Irán debido a la presión que podría haber ejercido Teherán contra su familia, Amiri negó estas especulaciones. «No hay ningún problema con mi familia», concluyó.