8 junio 2010 . El presidente Barack Obama afirmó que quería saber «qué traseros hay que patear» por el derrame de crudo en el Golfo de México, aumentando la presión sobre British Petroleum, mientras la petrolera busca capturar más crudo que surge de un pozo submarino dañado.
«No me siento a hablar con expertos porque este sea un seminario universitario. Hablamos con estas personas porque ellas posiblemente tengan la mejor respuesta, así yo puedo saber qué traseros hay que patear», afirmó Obama en una entrevista que será emitida el martes por el programa «Today» de NBC News.
Hasta la fecha, estas fueron las palabras más enérgicas pronunciadas sobre la catástrofe por Obama, que ha sido criticado por su respuesta al peor derrame de petróleo en la historia de Estados Unidos. Obama reiteró que todos los afectados deberían ser compensados adecuadamente, reseñó Reuters.
Un nuevo sondeo del Washington Post/ABC indica que 69% de la población estadounidense cree que el Gobierno ha manejado el problema «no muy bien» o «pobremente». Poco más de 1.000 personas fueron consultadas en la muestra, obtenida entre el 3 y el 6 de junio.
Las acciones de BP cerraron el lunes con leve baja en Londres. La compañía ha perdido cerca de un tercio de su valor de mercado desde que comenzó la crisis a fines de abril, y recibió otro golpe cuando Goldman Sachs redujo su recomendación desde «comprar» a «neutral».
Aunque no se prevé que el flujo de petróleo sea detenido hasta agosto como mínimo, BP reportó un incremento en la cantidad de crudo que captura desde el pozo submarino dañado, en su último esfuerzo de contención.
El almirante Thad Allen de la Guardia Costera, que encabeza los esfuerzos del Gobierno frente al derrame, dijo que la compañía británica espera recolectar 20.000 barriles (3,18 millones de litros) de crudo por día con una cúpula que colocó la semana pasada sobre el pozo a 1.600 metros de profundidad.
La firma dijo que en las primeras 12 horas del lunes logró capturar 7.541 barriles de crudo.
Si la tendencia se mantuvo durante la jornada podría haber captado más de 15.000 barriles el lunes, cerca de 35% más que lo recolectado el domingo.
Ni Allen ni BP ofrecieron una estimación de cuánto petróleo sigue manando por la fuga hacia las aguas del golfo.
Presión política
Lejos de la acción en el golfo, la presión política continúa siendo intensa en Washington con otra audiencia fijada en el Congreso para someter a BP y sus pares a un renovado escrutinio.
La comisión judicial del Senado realizará este martes una audiencia que lleva por nombre: «Los negocios riesgosos de las grandes petroleras: ¿Las recientes decisiones judiciales y límites de responsabilidad alentaron a una conducta corporativa irresponsable?».
La audiencia del Senado se llevará a cabo luego de una realizada en Chalmette (Luisiana), donde dos mujeres que perdieron a sus esposos en la explosión de la plataforma petrolífera del 20 de abril que desencadenó la crisis instaron a legisladores a responsabilizar a BP por el desastre.
«Les pido por favor que consideren castigos severos para las compañías que eligieron ignorar estándares de seguridad antes de que otras familias sean destruidas», dijo Courtney Kemp, cuyo esposo, Wyatt, fue uno de los 11 trabajadores que perecieron en la explosión.
La magnitud del derrame fue descrita por el almirante Allen, quién dijo que su impacto en el medio ambiente durará años.
«Lidiar con el derrame de petróleo en la superficie va a continuar por un par de meses», una vez que el pozo sea sellado, sostuvo Allen. «Los temas a largo plazo de restablecer hábitats y el medio ambiente tomarán años», afirmó.
Grave daño ecológico
El derrame ya ha afectado a 193 kilómetros de costas. Después de contaminar los pantanos que sirven como refugio a la vida salvaje en Luisiana y las islas frente a las costas de Mississippi y Alabama, la marea negra se dirige a las blancas playas de Florida, donde la industria del turismo de 60.000 millones de dólares genera casi un millón de empleos.
Imágenes de aves manchadas con petróleo en las islas de Luisiana y aguas contaminadas con crudo bañando las marismas de frágiles ecosistemas han sumado presión sobre el Gobierno de Obama que ya enfrenta crecientes críticas públicas sobre su manejo de la crisis.
Un tercio de las aguas federales del Golfo de México, unos 200.000 kilómetros cuadrados, permanece cerrado a la pesca y está aumentando la cifra de aves y animales marinos muertos o heridos.