Visor Económico
Beijing.-Un reciente informe de la oficina antinarcóticos china señala que la heroína proveniente de Colombia, México y Afganistán ha penetrado de manera peligrosa al mercado de EE UU, dada su alta calidad y sus bajos precios.
El producto está desplazando a otras formas de drogas adictivas: los estadounidenses están pasando de los analgésicos que requieren receta médica o “controlados”, a la heroína que proporciona un estado eufórico similar por una fracción del costo, 10 a 20 dólares por un una dosis, por lo general un gramo o menos, en contraposición a más de 60 dólares por una dosis en pastilla “controlada”, adquirida en las calles.
En Estados Unidos se está impulsando al mismo tiempo, una forma poderosa de heroína cultivada y procesada en México, conocida como «chapopote negro» por su color oscuro y textura pegajosa. Sin embargo, el 65% de heroína que llega al país del norte procede de Colombia, la mayoría de ella a través del sur de Florida según informes agencia china.
Desde que los “comerciantes” colombianos ingresaron en el mercado, el precio de la heroína por kilogramo descendió de los US$ 100.000 a los US$ 60.000. Un gramo de heroína vendida en la calle, que normalmente tiene entre 0.7 y 0.8 gramos de heroína, contiene habitualmente entre un 5-10 % de heroína pura y hasta un máximo del 20%.
Los carteles colombianos eliminaron así en los últimos años a sus competidores de las tradicionales regiones productoras de heroína de Asia y Medio Oriente, pero últimamente a regresado la heroína procedente de Afganistán, de acuerdo al informe de la agencia antinarcóticos que anualmente hace un relevamiento mundial de la producción y consumo de estupefacientes.
Se estima que desde la llegada del ejército de Estados Unidos a Afganistán, la producción de heroína habría aumentado inusitadamante junto al aumento de su consumo “por el triple efecto del ingreso desde Colombia, México y Afganistán”.
Por su parte, la heroína que entra en China procedente del ‘Triángulo de Oro de la Droga’ surasiático (Birmania, Laos y Tailandia), es la sustancia ilegal más consumida, con unos 700.000 adictos, muchos de ellos en zonas rurales del sur del país.