Antonio Cuesta
Rebelión
Fatigados y sin haber dormido pero con una gran determinación, los tres cooperantes españoles integrantes de la flotilla solidaria asaltada por Israel explicaron ayer en Estambul a Rebelión la brutalidad a la que fueron sometidos.

Laura Arau, Manuel Tapial y el periodista colaborador de TeleSur, David Segarra, viajaban en el buque Mavi Mármara cuando se produjo el ataque del ejército israelí, en horas de la noche del pasado domingo.

“Nos encontrábamos en la sala de prensa del buque”, relató Segarra, “cuando nos dimos cuenta de que habían caído las comunicaciones, habían cortado internet, los teléfonos, en seguida oímos ráfagas de ametralladoras”.

El asalto comenzó sin previo aviso desde unas lanchas rápidas que se acercaron al barco, “era un fuego muy intenso, al principio pensamos que serían balas de goma, nunca pensamos que utilizaran fuego real”, continuó el periodista “pero en seguida vimos que había heridos por cubierta”.

Los dos primeros muertos se dieron en este inicio -explicó Tapial-, pero en seguida llegó un helicóptero que comenzó a lanzar bombas de contusión y sonido, una de las cuales le hirió levemente en la cabeza.

A medida que pasaba el tiempo había cada vez más muertos y heridos “algunos compañeros vieron como los soldados israelíes lanzaron cuerpos por la borda” añadió, al tiempo que confirmó la existencia de 20 desaparecidos, “compañeros a los que no hemos vuelto a ver”.

“Los asaltantes nos quitaron todos los equipos, cámaras, teléfonos para destruir las pruebas” dijo, pero no se dieron cuenta de que las cámaras del barco seguían enviando imágenes al satélite de televisión, hacia el final del asalto pudieron comprobar que un canal turco estaba emitiéndolas en directo.

Ahora esos vídeos y los testimonios de los activistas forman parte del informe que la Fundación de Ayuda Humanitaria IHH, promotora del convoy, presentará a la opinión pública y se adjuntará al informe internacional solicitado por la ONU.

Las imágenes serán mostradas hoy por la tarde en Barcelona, en la rueda de prensa que ofrecerán los tres cooperantes a su llegada a la ciudad catalana.

“Serán parte de las pruebas que adjuntaremos en la denuncia contra Ehud Barak, ministro de defensa de Israel, ante el Corte Penal Internacional, Israel tiene que pagar por lo que ha hecho”, explicó Laura Arau.

Lo visto hasta el momento es sólo una pequeña parte, pero suficiente para lograr una repercusión y difusión inimaginable, “nunca antes, desde el ámbito del activismo, se habían utilizado las tecnologías a tan alto nivel para conseguir tal dimensión informativa” matizó Tapial.

Subrayó que “Israel no tiene argumentos, ni pruebas, ni autoridad moral para acusarnos de nada”, antes bien “lo que tiene que hacer es pedir perdón públicamente y compensar a las víctimas, y mientras no haga esto ninguna de sus palabras puede ser considerada”.

Según relataron los tres jóvenes, el clima de convivencia en el barco fue excelente pese a reunir a personas de muy diferentes culturas, ideologías y religiones; un respeto que no demostraron los asaltantes cuando golpearon y tiraron por el suelo al arzobispo de Jerusalén, un anciano de más de 90 años, que también viajaba en el barco.

“¿Qué tenemos que ver nosotros con Hamas o con el terrorismo islámico?”, se preguntó Tapial.

También se refirieron al periodo de tiempo desde que se consumó el abordaje y les desembarcaron en el puerto israelí de Ashdod; cerca de 24 horas en que los voluntarios permanecieron esposados y maltratados física y psicológicamente. “El barco parecía Guantánamo”, explicó muy gráficamente Laura Arau.

De ahí, tras pasar numerosos controles e interrogatorios, fueron conducidos en pésimas condiciones hasta una cárcel distante unos 120 ó 130 kilómetros de Tel Aviv. “Hacinados en unos furgones donde hacía un calor terrible”, destaca Tapial.

Durante todo ese tiempo de reclusión no tuvieron ningún contacto con el exterior, “desconocíamos qué estaba pasando, pero sabíamos que un canal turco había estado difundiendo imágenes en directo desde el barco y teníamos la confianza de que esas imágenes estarían dando la vuelta al mundo”, explicó el activista.

Preguntados por el posible desenlace de las nuevas embarcaciones humanitarias que se dirigen hacia Gaza, Tapial aseguró que de ocurrir otro incidente habría que pedir en adelante una escolta armada como se ofrece a los atuneros en las costas donde hay piratas; “los que militamos en la solidaridad exigiremos el mismo trato”, añadió.

Los activistas, integrantes de la de la ONG Cultura, Paz y Solidaridad Haydeé-Santa María, mostraron su intención de preparar una nueva flota internacional con la que esperan tener el apoyo del gobierno español.

Explicaron que su acción militante “es una forma de lucha legitima, efectiva y necesaria”, “con un coste muy alto de vidas humanas, pero que ha cambiado por completo la percepción que sobre Israel tenía la opinión pública mundial”.

Tras finalizar la entrevista, algunos integrantes de la flota humanitaria se encaminaron a una nueva manifestación por el centro de Estambul en la que se homenajeó a las víctimas y a los voluntarios, y al final de la cual se dirigieron a los asistentes para agradecer su apoyo y su cálida acogida.

“¡Volveremos a Gaza! -dijo Manuel Tapial-, el doble de activistas con el doble de barcos, y si nos vuelven a atacar un número doble de personas que ahora, en todo el mundo, denunciaremos en las calles la política criminal de Israel”.

Antonio Cuesta es corresponsal de la Agencia Prensa Latina en Turquía