En la actualidad se ha empezado a considerar la diversificación hacia la tecnología de reactores de potencia con combustibles sobre la base de uranio de bajo enriquecimiento y moderados con agua liviana, sin resignar por ello la línea tecnológica actual.
El Gobierno -a partir de trabajos realizados por técnicos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y Nucleoeléctrica Argentina (NASA)- avanza con los análisis para la definición de la quinta central nuclear argentina, que tiene como condición indispensable para la decisión a tomar la transferencia de tecnología, la fabricación en el país del combustible nuclear y la participación mayoritaria de la industria local.
La titular de la CNEA, Norma Boero, fue quien anticipó el lunes pasado en el acto realizado en el Centro Atómico de Ezeiza para celebrar el 60 aniversario de la institución, que el Gobierno avanza con el diseño de una quinta central nuclear.
La quinta central deberá contar con tecnología de tercera generación, con las consiguientes optimizaciones en sus normas de seguridad, y los posibles oferentes podrían ser empresas de Estados Unidos, Francia, Rusia y de la República de Corea.
La empresa Nucleoeléctrica Argentina (NASA)- a cargo de la operación de las tres centrales nucleares del país, y la Comisión de Energía Atómica (CNEA) están colaborando con el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios en esta definición.
Tanto Atucha I y II, así como Embalse, cuentan con tecnología PHWR, que en el caso cordobés es de diseño canadiense CANDU, mientras que las otras dos son de diseño alemán, con equipamiento Siemens.
Para la construcción de la cuarta central, el gobierno argentino había acordado con Energía Atómica de Canadá (AECL) la compra de tecnología similar a las de las otras centrales existentes-, pero la empresa estatal canadiense se encuentra ahora en proceso de privatización por lo que ya se estarían viendo las condiciones que deberán reunir los proveedores de otros países para ese proyecto.
Al respecto el secretario de Energía, Daniel Cameron, indicó en el centro Atómico de Ezeiza el pasado lunes, que «deberíamos tomar una definición sobre el tema a más tardar a fin de año».
Lo que es casi seguro, es que la quinta central tendrá una tecnología diferente, teniendo en cuenta que se habla de un proyecto que podría estar operando en 2030.
«Se está pensando en utilizar uranio levemente enriquecido -que no alcanza para ser empleado con fines bélicos-«, señaló el funcionario.
Cameron consideró que la nueva central debería complementar la tecnología que tiene Argentina en temas nucleares.
Por su parte Boero estimó que «probablemente la cuarta central sea de uranio natural, pero casi seguro que para la quinta Central núclear se cambiará de línea» razón por la que considera indispensable para el país, contar «por un lado con uranio nacional y por otro uranio enriquecido nacional».
Dijo que «al Plan le faltaría una pata si no desarrollamos también el enriquecimiento de uranio y eso es lo que se está haciendo en Pilcaniyeu, donde se reactivó lo que se había abandonado en la década del 90».
Según la funcionaria este desarrollo «no generará reclamos» de otros países, porque en el caso de Pilcaniyeu «se trabaja por debajo del 20 por ciento (de enriquecimiento de uranio), y por otra parte, todos los reactores que vendemos así como los que convertimos -caso Argelia- son de menos del 20% al igual que los radioisótopos que fabricamos para los que se utilizan blancos menores de 20».
Por último, la titular de la CNEA aseveró que «Argentina es el único país del mundo que desarrolló una tecnología para fabricar en menos de 20%, por lo que somos puestos como ejemplo de país que trabaja por la paz, ya que contribuye a la no proliferación de armas nucleares».