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En un intento por remediar el problema que planteado el rechazo de los jóvenes israelíes al servicio militar, el gobierno de Netanyahu ha decidido reclutar jóvenes judíos no israelíes.
Aish Machal, asociación que sirve de pantalla al ministerio de Defensa israelí, ha instaurado un amplio programa de reclutamiento a través de diferentes asociaciones juveniles de la diáspora judía.
Los voluntarios se incorporan a las fuerzas armadas israelíes por un año. Los que no hablan bien la lengua hebrea se pasan un curso preparatorio de 6 semanas, una combinación de entrenamiento militar y preparación lingüística.
En los primeros años de su historia, el Estado de Israel recurrió al uso de combatientes no israelíes. Aquello fue sin embargo una medida excepcional previa al otorgamiento de la ciudadanía israelí, situación muy diferente de la actual en la que los reclutas deben regresar a sus países de origen sin adquirir la nacionalidad israelí.
La iniciativa plantea toda una serie de interrogantes en el plano jurídico, tanto porque estos jóvenes están llamados participar en un esfuerzo de guerra que incluye la posibilidad de combatir contra aliados de sus países de origen como en lo tocante a las consecuencias penales a las que pueden verse expuestos en sus propios países si se comprueba su participación en crímenes de guerra.
El programa está por el momento en una fase embrionaria, pero Tel Aviv espera enrolar anualmente a varias decenas de miles de jóvenes no israelíes.