Carlos A. Pereyra Mele

Nuevos vientos soplan en nuestro continente en este siglo XXI, que quizás sea el de “Iberoamérica ahora o nunca”, es la buena nueva, la reciente Cumbre de la UNASUR que eligió como Secretario General a Néstor Kirchner, abre grandes interrogantes, por ello a las tradicionales corrientes económicas políticas del stablisment suramericano que por su formación ideológica y dependencia económica se encolumnaron con la globalización asimétrica, en la cual a America del Sur solo le corresponde el rol de proveedor de materias primas sin elaboración o con escaso valor agregado y de mano de obra barata, para este sector que se autodenomina capitanes de la “economía” Latinoamericana, esta nueva estructura continental, ya sea por su baja capacidad institucional, según ellos, o por que posee un alto grado de autodestrucción no le auguran ningún futuro promisorio y así lo han dejado trascender en los medios masivos de comunicación que controlan.

A este sector “tradicional” se confrontan las nuevas ideas para estos tiempos y que son los que perciben que el UNASUR en formación es la que no solo nos permitirá afianzar nuestra identidad sino que permitirá la creación de un poder que permitirá afianzar y conformar un bloque continental sólido para participar en el nuevo “sistema mundo” que se esta pariendo dolorosamente, donde ya las “verdades” dogmáticas del sistema mundo uno o de un orden mundial basado en la preeminencia de los países integrantes de la triada (EE.UU., UE y Japón) está en crisis y discusión, los acontecimientos de lo que ocurre en Europa hoy en día así lo confirman.

La mentira ya no puede ocultar la gravedad de la crisis de los países llamados centrales y sus corporaciones que intentaron el dominio global después de la disolución del mundo soviético es más que evidente. Mentiras y mas mentiras no pueden contrarrestar la realidad con eufemismos como: “volatilidad de los mercados”, “el fin de un ciclo y el comienzo de otro” o “es una crisis pasajera de confianza”, la dura realidad es que esta crisis pasajera dejo millones de personas sin trabajo o con sus ingresos seriamente disminuidos, la salud y educación en retroceso y que prefirió la timba bursátil a la producción genuina, y solo el consumo por el consumo mismo: Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Iberoamérica ya vivió este modelo y lo sufrió en carne propia, las crisis conocidas como el Tequila, o Caispiriña o Tango, fueron las consecuencias de estas políticas denominadas neoliberales que mejor las definiríamos como capitalismo financiero global salvaje. Este mismo “sistema” también recurrió y recurre al expediente de la guerra para mantener sus privilegios, de allí su alta peligrosidad.

Contra este escenario America del Sur intenta con grandes dificultades enfrentar al nuevo orden mundial que se avecina y una de las herramientas es la consolidación de estructuras de integración regional y continental, que podríamos haciendo un ejercicio de simplismo político identificarlos con la lucha de America contra las 4M: contra la extracción sin control de nuestras Materia Primas, contra la explotación de la Mano de Obra barata a la que se nos condeno, por el control de los Medios de Comunicación con los cuales se nos impuso dogmas y por ultimo eliminar la posibilidad de la Militarización de nuestro continente con argumentos de seudo luchas contra terrorista o narcos que son funcionales al sistema del capitalismo financiero salvaje.

Hemos recorrido un largo camino desde la balcanización que nos fue impuesta por la potencia hegemónica del siglo XIX la Gran Bretaña (división internacional del trabajo) hace 200 años, que impidió junto a su ex colonia los Estados Unidos de Norteamérica la integración, haciendo fracasar el Congreso Anfictiónico convocado por Simón Bolívar, y luego en los años 50 la idea de una unión del Cono Sur, entre Argentina, Brasil y Chile (el Tratado del ABC), que impulsara el Presidente Juan D. Perón. Cuya originalidad la debemos buscar en la historia Argentina, en el Libertador, o con Carlos Calvo y la doctrina Drago, con Roque Sáenz Peña y su rechazo a la doctrina Monroe, con Hipólito Yrigoyen y su repudio a la invasión yanqui a la República Dominicana. Por eso somos distintos y originales, y como expresara el Presidente de Bolivia en la ultima reunión de UNASUR:»A diferencia de los países europeos que debieron construir una unidad que llevó siglos de las batallas más cruentas que tenga memoria el mundo, las naciones sudamericanas debieron volver sobre los pasos de aquellos que soñaron el gran sueño latinoamericano. El camino es de reconstrucción.” Y también como bien lo describe el Filosofo Alberto Buela, la historia iberoamericana es la afirmación de que: los criollos bajo la firma de gauchos, huasos, cholos, montuvios, jíbaros, ladinos, gaúchos, borinqueños, charros o llaneros somos lo mejor, el producto más original que dio América al mundo. Ya lo decía Bolívar sobre él mismo: ni tan español ni tan indio.

Estos nuevos vientos nos están planteando desafíos enormes y grandes peligros a enfrentar, la unidad de Suramérica no será fácil, su conformación como grupo geopolítico afecta a muchos intereses establecidos, pero ver la calidad y cantidad de jefes de estado que se reunieron recientemente y las decisiones adoptadas demuestran un camino firme en esa dirección: apoyar al Paraguayo Lugo contra los terroristas en su país, no permitir que la Hondura antidemocrática este en la misma mesa de los iberoamericanos con la UE, repudiar las leyes discriminatorias contra americanos que aplican los estadounidenses, o crear los lineamientos de una nueva estrategia energética suramericana, son de trascendental importancia junto con los 31 puntos resueltos por la UNASUR en la Ciudad de Campana, Argentina este mes. Que se cerró con la elección del Primer Secretario General del organismo en la figura del ex Presidente Argentino Néstor Kirchner, que todos esperamos que se desempeñe dentro de la mejor tradición argentina, la de San Martín, la de Artigas, la de Manuel Ugarte y la de Juan Domingo Perón. Frente a un sistema en crisis, frente a las nuevas relaciones con EE.UU., frente a las relaciones Sur-Sur, o con el bloque Ruso-Chino, la India y las bases militares extranjeras en nuestro continente. Tenemos un largo camino para recorrer pero es nuestro camino.

Lic.

Fondo de la Cultura Estratégica, Rusia

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