Agencias


Una mayoría de legisladores aprobaron el jueves en primer trámite un proyecto de plan de austeridad de 30.000 millones de euros (40.250 millones de dólares) en una votación no vinculante. La propuesta votada es similar a los paquetes de ajuste neoliberal aplicados en América Latina.

Sin embargo, para que el proyecto se convierta en ley, debe ser aprobado en una segunda votación prevista para más tarde.

El proyecto de ley de austeridad apunta a ahorrar 30.000 millones de euros adicionales para reducir un abultado déficit fiscal que en 2009 alcanzó 13,6 por ciento de la producción económica del país.

El Gobierno griego se comprometió a no dar ni un sólo paso atrás en las medidas de austeridad, que contemplan recortes salariales y alzas en los impuestos, a pesar de las protestas en Atenas que el miércoles costaron la vida a tres personas.

«Presionaremos para seguir adelante, incluso si tenemos que caminar solos, sin el respaldo de otros partidos», dijo el ministro de Finanzas, George Papaconstantinou.

 

El euro y las acciones mundiales caían por tercer día consecutivo, en un reflejo de que los inversores abandonaban los activos de riesgo en medio de los crecientes indicios de que los problemas financieros de Atenas se están transmitiendo a otras economías de la zona euro.

El costo de asegurar la deuda de España, Portugal y Grecia ante una eventual cesación de pagos trepó hasta nuevos máximos en la antesala de una esperada subasta de bonos españoles a cinco años, que finalmente no tuvieron problemas con la demanda.

Los intentos de las autoridades europeas por minimizar el riesgo de contagio y ahuyentar a los «especuladores» tuvieron poco impacto en los operadores, impresionados por lo que consideran una respuesta lenta y parcializada de la Unión Europea a la crisis actual.

El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, dijo que cualquier reestructuración de la deuda griega causaría «exactamente el tipo de conflicto que no podríamos controlar».

Por esto, todos los ojos en el mercado apuntaban a las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, respecto a lo que pueden hacer para sacar a la zona euro del circulo vicioso de alzas en sus costos de endeudamiento y menores perspectivas de crecimiento.

«Se espera que la crisis financiera tenga un impacto de contención sobre el crecimiento, dado el sostenido proceso de ajustes contables en varios sectores, las expectativas de un bajo uso de la capacidad y las perspectivas flojas para el mercado laboral», declaró Trichet, aunque agregó que no se había discutido la posibilidad de comprar bonos de la zona euro para intentar quitar presión sobre los rendimientos de la deuda.