Efe

 

 

Atenas negocia desde hace casi dos semanas un programa de consolidación fiscal trienal con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE), una condición previa para acceder a los fondos internacionales de hasta 135.000 millones de euros que salven al país de la bancarrota.

Para reducir el déficit, que en 2009 escaló al 13,6% del Producto Interno Bruto (PIB), hasta menos del 3% en el año 2013, el Gobierno socialista griego recortará los sueldos de los funcionarios, subirá los impuestos, detendrá las contrataciones públicas y congelará los salarios en el sector privado.

Las últimas negociaciones con los expertos internacionales se pretenden cerrar hoy, según fuentes gubernamentales, para presentar las medidas mañana, domingo, en un Consejo de Ministros extraordinario.

Posteriormente, el titular griego de Finanzas, Yorgos Papaconstantínu, las anunciará a la prensa, antes de viajar a Bruselas para la reunión del Eurogrupo.

La presentación de las medidas, que prevén ahorrar hasta 24.000 millones de euros, se produciría horas antes de la reunión extraordinaria de los dieciséis ministros de Finanzas de la zona euro para analizar el plan de ajuste y la eventual activación de la ayuda financiera internacional prometida a cambio.

 

Esta es la primera vez en los once años de historia de la moneda única europea que uno de los miembros de la zona ha de ser salvado de la bancarrota por su incapacidad para refinanciar su deuda en los mercados internacionales.

Conocedores de las implicaciones del plan de austeridad, cuyo cumplimiento supervisaría el FMI, alrededor de 20.000 manifestantes acudieron a la convocatoria de los principales sindicatos griegos en Atenas para mostrar su rechazo a las medidas.

«Tememos que traerán una explosión social, la recesión y un estancamiento de la economía», advirtió a Efe Ilias Iliópulos, secretario general del mayor sindicato de empleados públicos, Adedy.

Los sindicatos utilizaron la jornada de hoy como un ensayo general para la huelga general del próximo miércoles, cuando ya se conozcan las medidas exactas de ahorro que pretende aplicar el Gobierno.

Pese al carácter pacífico mayoritario de las protestas, la policía tuvo que cargar varias veces con gases lacrimógenos en Atenas y Salónica contra grupúsculos radicales que destrozaron escaparates y atacaron a los agentes con piedras y cócteles molotov.

Los recortes sociales pueden incrementar la conflictividad social y mayoritariamente se culpa de ello al FMI, ya que, como señala una encuesta difundida por el diario «To Vima», el 42 por ciento de los entrevistados está en contra del desembarco del organismo multilateral en Grecia.

De hecho, algunos de los manifestantes portaban carteles hoy contra ese organismo, con lemas como «¡Fuera la junta del FMI!», en alusión a la dictadura militar que dirigió Grecia entre 1967 y 1974.

Aun así, el 66,8% está convencido, según el sondeo, de que los responsables de la situación son los griegos y no los especuladores en los mercados internacionales.

Otro 39% está a favor de que se reduzca la cifra de funcionarios públicos y un 89% recomienda que la crisis económica sirva como una oportunidad para cambiar a la clase política.

El programa de ahorro trienal será presentado en el Parlamento griego, posiblemente el miércoles, para que sea aprobado, coincidiendo con la jornada de huelga general.