Agencias


Londres, mayo 14 – Esta vez no hubo galanterías ni sonrisas cómplices. Se trataba de sentarse y empezar a gobernar. O al menos eso ha querido dar a entender el nuevo primer ministro británico, David Cameron, quien dejó pasar a las cámaras a su primer Consejo de Ministros en Downing Street, y en la que anunció la prohibición  del uso de teléfonos celulares y Blackberries durante las reuniones del Consejo de Ministros

Cameron recordó a sus ministros los dos asuntos que marcarán el éxito de su mandato: la reducción del déficit público y la Guerra de Afganistán. Acto seguido, su viceprimer ministro Nick Clegg proclamó que es una gran oportunidad para unir los mejores valores del conservadurismo y del liberalismo.

La primera decisión del nuevo premier fue rebajar un 5% el sueldo a sus ministros y congelárselo durante los próximos cinco años. Una medida que se anunciaba en el programa conservador y que ahorrará alrededor de 600.000 euros a las arcas públicas. Un valor más simbólico que real.

En torno a la mesa se sentaron cinco ministros liberal demócratas: el viceprimer ministro Nick Clegg, el titular de Empresas Vince Cable, el segundo del Tesoro David Laws, el ministro de Energía Chris Huhne y el responsable de Escocia Danny Alexander. Pronto les acompañarán alrededor de 20 liberales más, que asumirán secretarías de Estado en todos los ministerios.