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En un dramático intento por mantener al Partido Laborista en el poder, el primer ministro británico, Gordon Brown, dijo este lunes que renunciará a su cargo en septiembre, pero primero espera alcanzar un acuerdo con los liberales demócratas como parte de un gobierno de coalición.

Brown dijo que su Partido Laborista, que terminó en un distante segundo lugar en las elecciones nacionales de este jueves, iniciará un concurso para elegir un “líder” que lo reemplace, al tiempo que él se concentra en conversaciones encaminadas a solucionar el impasse electoral en Gran Bretaña.

“Como líder de mi partido debo aceptar eso como un juicio sobre mí”, afirmó Brown, refiriéndose a los pobres resultados del laborista en los pasados comicios.

Brown hizo sus comentarios en momentos en que los conservadores, que ganaron la mayor cantidad de escaños pero no una mayoría en el Parlamento, ya estaban sosteniendo conversaciones con los Liberales Demócratas.

Además, Brown reconoció que la pérdida de la mayoría absoluta en las elecciones de este 6 de mayo supuso también un «juicio» sobre su figura, ya que el sistema británico es «parlamentario, no presidencialista», dijo por su parte la agencia Europa Press.

De igual modo, confirmó que renuncia a continuar al frente del Partido Laborista y confió en que cuando la organización política celebre su congreso anual, él ya no esté al frente, porque ni se presentará a la reelección, ni apoyará a ninguno de los candidatos que aspiren a dirigir esta nueva fase.