IAR Noticias

Imagen satelital de mancha de petroleo
Las siete plagas de la destrucción parecen haberse desatado sobre el planeta y la humanidad nivelada y regida por el sistema capitalista. Es como si hubiera estallado un aviso de Apocalipsis. Aludes, incendios forestales, crecidas de ríos y océanos, deshielos monumentales, hambrunas masivas… Y la última señal: Una masa de petróleo descontrolado, el propio «oro negro» del sistema, ya avanza como una mancha asesina sobre la fortaleza del Imperio USA. Es como si alguien le estuviera advirtiendo desde arriba: Tio Sam, te llegó la hora.
La mancha de petróleo del tamaño de Jamaica en el norte del Golfo de México llegó a la costa de Luisiana. El crudo habría llegado a una isla del delta del Mississippi, según dijo a BBC un funcionario local.

Los estados de Mississippi, Alabama y Florida también están amenazados por el derrame que avanza hacia sus costas.

Según los expertos, esto podría convertirse en el peor desastre ecológico de Estados Unidos y podría afectar a cientos de especies que viven en el litoral, además de perjudicar la pesca y la economía de la región.

Las autoridades dicen que el crudo más denso aún se encuentra a unos ocho kilómetros de la costa.

Algunos residentes de áreas costeras le confirmaron al corresponsal de la BBC en Luisiana, Andy Gallacher, que ya se podía oler el petróleo. Por ejemplo Margaret Guidry, de Nueva Orleans, calificó el aroma de «apestoso».

Algunos habitantes del área han expresado su preocupación por los pantanos de la zona, que tanto han demorado en recuperarse tras el impacto del huracán Katrina. Otros mostraron su inquietud por el impacto en la economía local.

Kamah Asha Wilson Gonzales, de Luisiana, le comentó a la BBC: «Me preocupa nuestra industria alimenticia , pero a la vez me alegra saber que esto es prioridad para el gobierno».

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció que se desplegarían «todos los recursos disponibles» para ayudar a contener el derrame. La marina fue enviada para tratar de prevenir un inminente desastre ecológico.

«Esto es muy, muy serio», expresó David Kennedy, de la Dirección Nacional para la Atmósfera y Océanos.

El jueves se declaró una temporada de emergencia de pesca de camarones, para permitir que los pescadores que lleven su producto a tierra antes de que se contamine con petróleo.

También el jueves, el gobierno estadounidense calificó el derrame «de importancia nacional», ya que amenaza con ser uno de los mayores desastres ambientales en la historia del país.

El gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, declaró el estado de emergencia y pidió el envío de uno 6.000 efectivos de la Guardia Nacional para ayudar en las labores de limpieza.

La costa de Luisiana, la más amenazada por el derrame, es rica en criaderos de ostiones y camarones.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró este jueves que su gobierno pondrá «todos los recursos» a disposición para ayudar a controlar el derrame petrolero en aguas del Golfo de México tras el colapso de una plataforma de British Petroleum (BP) que amenaza con llegar a las costas de Luisiana.

«Aunque BP es la responsable final del financiamiento de las operaciones de limpieza, mi gobierno continuará usando cada recurso a nuestra disposición, incluyendo potencialmente al Departamento de Defensa para atacar el problema», dijo Obama en los jardines de la Casa Blanca antes de un evento para homenajear al Maestro del Año 2010.

Obama, dijo que el derrame interferiría los canales de navegación de la zona y afectaría a los barcos que abastecen de crudo al mercado local.

Este viernes, el gobierno de Obama prohibió las perforaciones petroleras en nuevas áreas de la costa estadounidense hasta que concluyan las investigaciones sobre la causa del derrame de la plataforma de BP.

«No se han autorizado ni autorizaremos nuevas perforaciones hasta determinar qué ocurrió y si fue algo que se podría haber prevenido», declaró David Axelrod, asesor de la Casa Blanca, a la cadena de televisión ABC News.

Según los observadores, esto significa un cambio de postura respecto de la decisión del presidente Obama de habilitar franjas de la costa estadounidense para la perforación en busca de crudo.

Obama anunció que que altos funcionarios estadounidenses viajan este viernes a la zona del desastre para asegurarse de que la petrolera británica y el gobierno están haciendo todo lo posible no sólo para responder al incidente, sino también para determinar sus causas.

La secretario de Seguridad Interior, Janet Napolitano, dijo que la responsabilidad última del derrame es de BP.

El corresponsal de BBC Mundo en Washington, Carlos Chirinos, comentó que durante la rueda de prensa ofrecida en la Casa Blanca los portavoces oficiales señalaron una y otra vez la responsabilidad de la compañía en el accidente.

Chirinos informa que en incontables ocasiones tanto el vocero de la presidencia, Robert Gibbs, como Napolitano se refirieron al desastre como «el derrame de BP» y, aunque aseguraron que no se trata de adjudicar culpas, está claro que para Washington la empresa británica es la única responsable.

El ejército de Estados Unidos se sumó a las labores de contención y limpieza del derrame petrolero en el Golfo de México.

Los analistas señalan que el derrame supone un gran desafío para Obama, que el mes pasado aceptó abrir habilitar franjas de la costa estadounidense para la perforación petrolera.

El anuncio se produce poco después de que la Guardia Costera de ese país advirtiera de que el desastre era cinco veces más grande de lo que en un principio se pensó.

Las autoridades estadounidenses estiman que el oleoducto, que estaba conectado a la plataforma, derrama 5.000 barriles de crudo al día.

La marea negra se encuentra a sólo 32 kilómetros al este de la desembocadura del río Mississippi.

Un experto le dijo a la BBC que este accidente es potencialmente más dañino que el derrame del barco petrolero Exxon Valdez, ocurrido en 1989 cerca de las costas de Alaska. Entonces se vertieron 41 millones de litros.

http://www.iarnoticias.com/2010/secciones/norteamerica/0054_mancha_asesina_petroleo_30abr2010.html