
Sin embargo, tal y como recoge el diario ‘The Times’, Assange recibió poco después una carta del ministro australiano de comunicaciones, Steven Consroy, en la que se que exponía que se había avisado a la Policía federal ‘aussie’ de la revelación en Wikileaks de una lista negra de páginas web que el Gobierno de ese país se disponía a prohibir. Sacar a la luz esa lista le costó a Wikileaks, el año pasado, pasar a formar parte de la enumeración de ‘sites’ con acceso restringido.
Assange, que no tiene un domicilio fijo y cambia de residencia cada seis semanas, ha contado que Australia es uno de los pocos países a los que teme trasladarse, como consecuencia de esos datos puestos al descubierto por Wikileaks. Además, contra Assange pesan 30 acusaciones por delitos de ‘hackeo’ contra, entre otras instituciones, la policía y el ejército austrailano.
Assange cuenta que tampoco es bienvenido por las autoridades cuando se desplaza a Dubai, Suiza y las Islas Caimán.
Wikileaks saltó definitivamente a la fama cuando mostró al mundo la masacre que cometió del ejército norteamericano desde un helicóptero contra civiles iraquíes y el fotógrafo de Reuters y su conductor.