Cerca de un centenar de bomberos, con ayuda de la policía y algunos vecinos, trabajaba a destajo esta noche para buscar supervivientes tras el alud que enterró entre treinta y cuarenta casas, según los cálculos.
En las primeras horas tras el deslizamiento, los cuerpos de rescate consiguieron salvar con vida a por lo menos 23 personas de entre los escombros, según dijo un portavoz de los bomberos a la televisión Globo.
Las autoridades creen que varias decenas de personas continúan bajo los escombros, aunque la cifra es incierta, puesto que el gobierno regional había pedido a la población que abandonase las casas en las laderas de las montañas, consideradas como las zonas más vulnerables a los deslizamientos.
Según el último balance de la Defensa Civil regional, además de los 147 muertos confirmados, cerca de 50 personas se habían dado como desaparecidas antes de este último alud.
En toda el área metropolitana de Río de Janeiro, 14.700 personas han sido desplazadas de sus hogares y los hospitales han atendido a cerca de dos centenares de heridos.
Los temporales del lunes y martes fueron considerados como los peores sufridos por Río de Janeiro en 40 años y los meteorólogos dijeron que el volumen de agua que cayó en doce horas es más del doble del esperado para todo el mes de abril.
La lluvia remitió durante la mañana del miércoles, permitiendo que Río y su área metropolitana recuperasen la normalidad en parte, pero el temporal volvió a arreciar por la tarde.
La previsión para el jueves indica que las precipitaciones pueden continuar, aunque con intensidad más moderada que al comienzo de la semana.
En cualquier caso, las autoridades temen que se puedan producir nuevos deslizamientos, puesto que la tierra ya está empapada y puede ceder fácilmente.