En una reunión con votantes en la localidad de Ottumwa, en Iowa, el presidente estadounidense respondió a una pregunta sobre la ley asegurando que «creo que es una ley que está mal concebida».
«Uno puede imaginar, si eres un estadounidense hispano en Arizona tus antepasados pueden haber vivido allí antes incluso de que Arizona fuera un estado. Pero de repente, si no tienes tus documentos y sales con tus hijos a por un helado, te puedes ver acosado, eso es algo que puede suceder», planteó Obama.
La medida, que entrará en vigor dentro de tres meses tras su promulgación el pasado viernes, convierte la inmigración ilegal en un delito estatal y autoriza a la Policía a exigir documentos de residencia a cualquier persona de la que sospeche que esté indocumentada.
El Departamento de Justicia ha confirmado que estudia la medida ante la posibilidad de que sea anticonstitucional y ha advertido de que puede prestarse a abusos.
Se calcula que en Arizona residen cerca de 460.000 indocumentados, la mayoría de ellos de origen mexicano.
El presidente estadounidense ya se había pronunciado de manera muy crítica sobre la ley antes de su promulgación, al indicar que la medida estaba «mal encaminada».
Obama, quien la semana pasada habló por teléfono sobre la reforma migratoria con cinco republicanos moderados para establecer si estarían dispuestos a apoyarla aseguró que quiere que la reforma «salga adelante».
No obstante, indicó que «la única manera de que ocurra es que los demócratas y los republicanos la apoyen, porque es un asunto muy volátil».