En cuanto a los tipos de redes sociales, los usuarios venezolanos de Facebook ascienden para el 13 de marzo de 2010, a 5.683.540 (fuente: www.facebook.com), y de twitter supera los 200.000 usuarios (fuente: www.twitter.com). Aún los números son modestos, en comparación con la población del país, pero el incremento es indetenible. Igualmente, con la penetración de teléfonos móviles con capacidad de conexión a Internet, se ha convertido en un medio de acceso a las redes sociales. Para citar un ejemplo, el 84% de los usuarios venezolanos de Twitter actualizan de manera móvil celular en una frecuencia de más de cinco veces a la semana (fuente: www.guia.com.ve).
Por otra parte, es del manejo público la “colonización” de las redes sociales así como su penetración por opinadores que han asumido una franca oposición al gobierno venezolano, y en cierta medida, han usado esta plataforma para informar –y desinformar- sobre el acontecer cotidiano nacional. Las repercusiones de lo (des) informado trasciende las fronteras nacionales y es posible su viaje a todos los rincones del mundo, donde desde un ordenador se acceda a Internet. Por un cálculo matemático sencillo, si el twitter de globovisión posee 187.575 (al 11 de abril de 2010) y el número de usuarios está alrededor de 200.000 usuarios, la información que publica llega a más del 90% de los usuarios nacionales. Funvisis, uno de los organismos del Estado con mayores seguidores, asciende a 35.275 usuarios, o sea un 18% de los usuarios totales de esta red social.
Dentro de las estrategias comunicaciones del gobierno, es necesario intensificar el uso de las redes sociales, como un medio de comunicación. Y es que las informaciones que pudieran provenir son estratégicas frente a una potencial desinformación. Va un ejemplo –muy en boga por los cuestionamientos sobre las fallas de funcionamiento: El Metro de Caracas. Ha sido un lugar altamente demandado por los individuos que desean suicidarse las estaciones del metro, generando los retrasos que nosotros usuarios recurrentes del metro conocemos. Mientras los medios de comunicación intensifican el deterioro de la imagen –en gran medida justificada- de ineficiencia e inconformidad de los usuarios con el servicio, una alternativa para brindarle al usuario de este importante medio de transporte la posibilidad de evitarse la incomodidad de un retraso, es informar sobre estas situaciones. No desestimo el cálculo de estimar que los usuarios de twitter interesados en conocer la situación del servicio de metro en tiempo real (retrasos, arrollamientos, fallas del servicio, entre otros) abarcarían un gran porcentaje de los habitantes de Caracas usuarios de twitter, que por cierto asciende a más de 10.000.
Igualmente, pudieran crearse usuarios oficiales que informen sobre alternativas de transportes en fechas de asueto, en donde acciones de gobierno para atender la gran demanda de usuarios de los terminales de autobuses, así como informaciones referidas a servicios de identificación (jornadas de cedulación, ubicación de servicios), servicios de mantenimiento de vías y uso de vías alternas. Estas propuestas agregan a la información propia de las acciones públicas que son de interés nacional, agendas públicas de los ministerios, entre otras.
Creo que la acción del gobierno frente a las redes sociales, debe ser ingresar como sujeto activo en la arena de las informaciones, confrontando, como en parte ha sido la estrategia gubernamental, con la participación activa en los medios de comunicación, que hoy trascienden al papel, el televisor y la radio. Sin embargo, hay que vencer los obstáculos a la realidad. Es inevitable que un ciudadano usuario del metro se entere de un retraso y frente a ello quiera conocer la verdad, y no hay fuente más fidedigna que la información oficial. Si el funcionamiento de los servicios públicos presenta fallas, estas deben ser conocidas sin medias verdades al ciudadano, quien demanda información transparente. Mediatizar la realidad con falsas o medias verdades, solo confunde y legitima las fuentes de información alternas, siendo contraproducente, pues deteriora la imagen de las instituciones generando ingobernabilidad, fortaleciendo a los actores que en algunos casos desfiguran la verdad.
farith15@gmail.com