DIJO QUE VENÍA AL PAÍS SÓLO A CUIDAR A SU MADRE Y NIETOS

 

Emilio Marín

La Arena-Matriz del Sur

 

La médica cubana Hilda Molina presentaba en la Feria del Libro su libro “Mi verdad”. En reportajes previos dejó en claro el sentido político del volumen, que supone otra contradicción suya. Y van…


La doctora Molina es una contradicción andante, con un doble discurso superior al normal. Cuenta que la revolución dirigida por Fidel Castro triunfó cuando ella tenía 15 años y abrazó esa causa. Lo hizo durante 35 años, hasta que en 1994 se cambió de bando, militando en la contrarrevolución (ella se autodefine como “disidente”) durante los siguientes 15 años, que en 2010 ya son dieciséis.

Y eso marca la gravedad de su situación. Todo el mundo tiene contradicciones, pero lo importante es ir superándolas para mejor. Lo de ella es involución: de destacada neurocirujana y directora del Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN), a mediocre operadora de las campañas que Estados Unidos y lo peor de Europa conducen contra Cuba.

El viernes 23 de abril esta mujer presentaba en la Feria del Libro de Buenos Aires “Mi verdad”, editado por Planeta, que en librerías se vende al nada módico precio de 72 pesos. No saben los argentinos cuántos libros, y de los buenos, se pueden comprar en la isla por esa plata. Es que la revolución cubana se distingue entre otras cosas por la educación universal y de calidad, por la elevación cultural de sus once millones de habitantes. Su Feria del Libro se hace en La Habana y luego recorre numerosas ciudades del inmenso lagarto verde.

¿Por qué la publicación del libro supone una contradicción más de la ex galena?

 

Porque cuando reclamaba que la dejaran venir a Argentina, decía que no haría actividad política. Que lo suyo era una cuestión humanitaria, de cuidar a su madre, llegada a Buenos Aires en mayo de 2008, y a sus dos nietos (hijos del desertor cubano Roberto Quiñones y la argentina Verónica Scarpatti, acompañante de un hermano que se atendió la salud en Cuba).

La señora que quería viajar declaraba en 2006: “Molina expone los tres propósitos legítimos y humanitarios por los cuales necesita viajar a la Argentina: visitar a mis queridos hijo y nuera; conocer a mis maravillosos nietos” (La Nación, 22/07/2006). Esta declaración fue vía teléfono, con su notebook a mano, lo que desmiente las denuncias suyas y de los medios monopólicos amigos, de que a la abuelita de Heidi la tenían amordazada e impedida de comunicarse.

Pero ahora y con un título pretencioso -hasta con alguna reminiscencia hitleriana-, la neurocirujana ha publicado un libro político. Está en todo su derecho editarlo, pero sería honesto que dijera la verdad. Debería haber aclarado que venía a Argentina a profundizar sus calumnias contra Cuba, su gobierno, su medicina, etc. En el tiempo libre vería a sus nietos…

La invitación a la presentación del libro está firmada por un viejo amigo del imperio como Mario Vargas Llosa, otro que se pasó de bando y vomita mentiras con la furia de los conversos.

Parte de la campaña

Algún ingenuo puede creer que el volumen de Planeta es solamente crítico de Cuba pero sin llegar a lo mercenario (que bien aclaró Atilio Borón en una nota en Página/12, no es lo mismo que disidente). Incluso se podría suponer que es una simple coincidencia que “Mi verdad” aparezco justo en los días que arrecia la campaña internacional de Washington contra Cuba de que irrespeta los derechos humanos. Ellos, los que en Irak asesinaron a un millón de personas…

No hay tal casualidad. El libro es parte de la campaña internacional. En estos días en un reportaje le preguntaron: “¿Cuál es su reflexión sobre lo que están haciendo tantos patriotas cubanos llevando adelante una huelga de hambre?”.

Molina contestó: “Son todos excelentes personas y están luchando contra un sistema totalitario y además represivo. Hasta protestas pacíficas son reprimidas en Cuba. Ese apoyo y reconocimiento que muchos se lo dan al gobierno deberían dárselo a la disidencia, porque si bien ha habido violaciones de Derechos Humanos en las dictaduras de derecha, también es cierto que salvajes violaciones a los Derechos Humanos están ocurriendo en Cuba. Y es bueno que el mundo lo sepa, por eso me afané, me concentré en terminar el libro, porque quería que mis vivencias, mis treinta y cinco años dentro del sistema y mis quince frente a él en Cuba quedaran reflejados”.

A confesión de parte, relevo de pruebas. El reportaje fue de Pablo Docimo, del sitio Web “Tribuna de Periodistas”, del extremo derecho del espectro mediático. “Tribuna” tiene como estrella a Christian Sanz, autor de un célebre artículo que él tituló: “SE CONFIRMA LA USURPACIÓN DEL TÍTULO DE ABOGADA POR PARTE DE LA ACTUAL PRESIDENTE”. Así atacaba a Cristina Fernández…

La señora Molina arribó a Ezeiza el 14 de junio de 2009 por decisión humanitaria de Raúl Castro, luego de gestiones de la mandataria argentina, que se condujo con más tino que su esposo cuando era presidente.

Pero termina jugando en política con lo más granado de la derecha. En setiembre de ese año se presentó en la Cámara de Diputados junto al legislador del PRO, Julián Obiglio, para disparar munición gruesa contra Cuba, acusándola de ser una vulgar dictadura. Luego viajó a Córdoba, disertando en el Jockey Club invitada por la Fundación Oulton, de Carlos Oulton, referente de Recrear-PRO, y los ex legisladores demócrata y cavallista, Roberto Cornet y Prudencio Bustos Argañaraz.

Y a la presentación de su libro invita Vargas Llosa, feroz crítico del “populismo” latinoamericano, quien apunta centralmente contra Venezuela y Cuba pero con fragmentos de su metralla busca herir a Cristina Fernández. Tal la segunda contradicción de la abuelita de Heidi: llegó por gestiones del kirchnerismo y se acovachó con la oposición conservadora. La presidenta también tendría que repasar su política pues eligió mal, como le pasó con Julio Cobos y Martín Redrado.

Del bloqueo ni mu…

La tercera contradicción muy flagrante del personaje es que se presenta como una sufrida cubana, creyente y católica, luego de 35 años de colaboración con lo que ahora llama “demonio”, y no aparezca ni una línea cuestionando el bloqueo estadounidense.

Muchos cubanos, incluso críticos del gobierno, no dejan de criticar esa criminal medida que Washington impuso en forma total en 1962. Muchos países, la mayoría capitalistas, han votado contra el bloqueo desde 1992. La última vez, en octubre del año pasado, hubo 187 votos contra el bloqueo, sobre 192 estados miembros de Naciones Unidas.

Hasta el papa Juan Pablo II, cuando visitó la isla en enero de 1998, pidió en forma elíptica contra el bloqueo, al decir “que el mundo se abra a Cuba”.

Si todas esas personas y entidades se han pronunciado contra un cerco que afecta la vida y el bienestar de millones de cubanos, ¿quiénes son los que sostienen o justifican esa medida? La lista de Estados es corta: Estados Unidos, Israel y Palau. Hay que sumar las entidades que responden a esos intereses, caso de la Fundación Nacional Cubano-Americana y los gusanos de Miami y algunos terroristas como Luis Posada Carriles. Y dentro de Cuba, a los mercenarios como Vladimiro Roca, Marta Beatriz Cabello, Elizardo Sánchez e Hilda Molina, ahora en Buenos Aires.

Hay que ser muy poco patriota, muy poco cubana y muy poco cristiana, para justificar por acción u omisión el bloqueo contra su propio país. Y trabajar en mayor o menor grado, de consuno con la SINA, la Comisión por la Democracia en Cuba fundada por George Bush, los espías disfrazados de la USAID y ahora con la campaña de agresión impulsada por Barack Obama e Hillary Clinton.

Molina cree ser una mujer de ciencia. Lo era, en su tiempo pasado de revolución. Ahora es una chanta, que considera que Fidel Castro está poseído por el demonio. En un reportaje en junio de 2009 con Jorge Fontevecchia, de Perfil, donde ofendió a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, ella manifestó: “y dije en aquel momento y lo repito ahora: parece que el señor Fidel Castro necesita un exorcismo. Pues que lo haga, si ese exorcismo lo va a ayudar a estar en paz y sobre todo si va a llevar la paz a Cuba”. No deja de ser una suerte que la isla se haya librado de esta bruja.

Otra contradicción de esta embajadora del envenenamiento de las relaciones argentino-cubana es que dice hablar con la verdad pero refrita mentiras de varias décadas. En el reportaje con Docimo, dice Molina: “mientras Fidel exista, va a haber una amenaza latente de subversión en América Latina, de esto, no tenga la menor duda. Fidel es el patriarca de la subversión, y todavía lo sigue siendo. Hoy, yo no me preocuparía tanto por Hugo Chávez, sí por su mentor, que está allí, que está vivo, y con suficientes reservas neuronales como para seguir promoviendo la subversión no sólo en América Latina, sino en el mundo”.

¿Estará buscando ganarse una beca de analista en la CIA o la IV Flota de EE UU o simplemente que le suban el sueldo? En esa búsqueda mercantil ha atacado a la medicina cubana y la Operación Milagro, un programa oftalmológico que a junio de 2009 había beneficiado a 1.650.000 personas, incluyendo a 28.000 argentinos. Al opinar así, ganada por el odio, Molina ha roto definitivamente con la humanista profesión de médico.