Agencias

Tokio, abril 25 – Más de 90.000 personas salieron este domingo a las calles de Yomitan, en Okinawa, para exigir la retirada completa de la base de los Marines estadounidenses de Futenma. Personalidades de la política nacional y local, incluido el gobernador de Okinawa, Hirokazu Nakaima, encabezaron una marcha en la que predominaba el color amarillo, símbolo de las protestas de Yomitan, que ha logrado la devolución de parte de los terrenos cedidos al Ejército estadounidense. Es además, según los manifestantes, una «tarjeta amarilla» de advertencia al nuevo primer ministro, Yukio Hatoyama, que negocia con Washington la reubicación.

En el acto estuvieron presentes la mayoría de los 41 alcaldes de la prefectura de Okinawa, isla que cuenta con una población de aproximada de 1,4 millones de habitantes. La mayoría de los partidos políticos contaron con representación en el acto, incluido el Partido Liberal Demócrata, responsable de los acuerdos con Estados Unidos, que por primera vez participó en una manifestación contra la base.

El gobernador Nakaima, cuya postura es la de aceptar con condiciones el plan de reubicación, emplazó a Hatoyama a eliminar lo más pronto posible el riesgo de accidentes y delincuencia asociado a la base de Futenma, situada en la zona densamente poblada de Ginowan, y pidió el apoyo de todo el país para que los habitantes de Okinawa no tengan que soportar solos el peso que supone la base.

«Algunos ministros del Gobierno han manifestado su tolerancia ante la opción de que la base de Futenma permanezca en donde está, pero yo digo un ‘no’ rotundo», afirmó Nakaima ante los manifestantes. «Quiero que el primer ministro no se rinda nunca y cumpla su promesa», dijo, según recoge la agencia de noticias Kiodo.

Nakaima pertenece al Partido Democrático de Japón, al igual que Hatoyama, que llegó al poder tras su victoria en las elecciones legislativas del pasado mes de agosto tras medio siglo de dominio casi ininterrumpido del Partido Liberal Demócrata, responsable de la firma del Acuerdo sobre el Estatus de las Fuerzas Japón-Estados Unidos de 1960.

El gobernador aprovechó también para exigir una revisión de este tratado, que impide el procesamiento judicial de los militares estadounidenses que cometan delitos en suelo japonés.

En el acto también intervinieron varios alcaldes de localidades directamente afectadas por los planes de reubicación actualmente vigentes –y defendidos por Estados Unidos– y respaldaron un manifiesto final en el que se solicita el cierre anticipado de Futenma y la devolución de los terrenos que ocupa, así como medidas para impulsar el desarrollo de la economía de la zona.

«Para salvar la vida, propiedades y entorno vital de los ciudadanos, nosotros, los habitantes de Okinawa, exigimos a los gobierno japonés y estadounidense que renuncien a la reubicación de la base de Futenma en la propia prefectura», reza el texto.

Antes de la gran manifestación unas 2.000 personas de Yomitan protestaron por la muerte de un ciudadano japonés de 66 años el pasado mes de noviembre que fue presuntamente atropellado por un estadounidense que se dio a la fuga. Pidieron la eliminación de la inmunidad a los norteamericanos y calificaron de «ilógica» la puesta en libertad provisional este mismo mes del presunto responsable.

En virtud de un acuerdo firmado entre Japón y Estados Unidos en 2006 cerca de 8.000 ‘marines’ serán trasladados de Okinawa a Guam en 2014. La transferencia prevista está directamente vinculada con la construcción de nuevas pistas para helicópteros en Nago, otra ciudad de Okinawa, que sirva de alternativa a la base de Futenma.

Sin embargo, el primer ministro Hatoyama se ha comprometido a hallar antes de que concluya mayo un nuevo emplazamiento fuera de Okinawa que aparte aún más la contaminación acústica, la delincuencia y los accidentes vinculados tradicionalmente por la población local a la presencia de militares estadounidenses.

En total, Okinawa acoge el 75 por ciento de los terrenos cedidos por Japón al Ejército estadounidense y la mitad de los aproximadamente 50.000 militares norteamericanos ubicados en el archipiélago nipón.

La manifestaciones en Okinawa contra la presencia militar estadounidense son relativamente frecuentes, especialmente tras la violación de una colegiala por tres militares norteamericanos en 1995 o la decisión del Ministerio de Educación de reescribir el papel del Ejército Imperial, que supuestamente obligó a civiles a suicidarse colectivamente durante la Batalla de Okinawa de 1945.