Fernando Acosta Riveros

El heroico pueblo vasco ha luchado siempre por su libertad. En 1936 era víctima de la Falange. Setenta y cuatro años después es víctima del gobierno español presidido por José Luis Rodríguez Zapatero. La España fascista del siglo XX, primero, y la España intervencionista del siglo XXI, ahora, siempre oprimiendo a los vascos. Las tropas militares del “generalísimo” Francisco Franco y los milicos que ocupan Bilbao y San Sebastián durante los gobiernos de José María Aznar y Rodríguez Zapatero son odiados por el pueblo vasco; son vistos como los soldados de George W. Bush en Afganistán y en la República Árabe de Irak.

Luego de la expulsión del compañero Walter Wendelín en Caracas, Venezuela, hacia París, Francia, el pasado 31 de marzo, el movimiento internacionalista de nuestra América ha vuelto a pronunciarse a favor del pueblo vasco para pedir la solución justa, pacífica y política del conflicto, como lo propone la organización Askapena en Baracaldo, Vitoria y en todas las ciudades, municipios y poblados donde flamean las ikurriñas, (banderas) del País Vasco.

Una campaña desinformativa orientada desde Madrid pretende intimidar a las organizaciones solidarias con el pueblo vasco en países de América, particularmente en Venezuela Bolivariana, donde la embajada de España acusa al compañero Presidente, Hugo Rafael Chávez Frías, de proteger a dirigentes, militantes y simpatizantes de Euskadi Ta Askatasuna (ETA), movimiento político-militar fundado en el País Vasco, hace más de medio siglo, en julio de 1959.

La época de la democradura española que comienza con Adolfo Suárez en los años setenta del siglo XX tras la muerte del dictador Francisco Franco, hasta el actual gobierno de Rodríguez Zapatero, incluidas las administraciones presidenciales de Felipe González y José María Aznar, ha sido un periodo de luchas políticas autónomas e independentistas en el País Vasco. Se han intentado diálogos, negociaciones y procesos de paz. Son abundantes las traiciones desde Madrid, capital de la monarquía y cuna de un Estado prepotente y mentiroso.

En nombre de la democracia, la esperanza y la paz, el gobierno de Felipe González, dirigente de un partido que reivindicaba en los años setenta las palabras: socialismo y obrero (Partido Socialista Obrero Español, PSOE), fundó los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) que se convirtieron en una estructura paramilitar destinada a intimidar a los independentistas, militantes de izquierda y luchadores sociales del País Vasco. La guerra sucia se desató desde 1983 en el sur de Francia y en el norte de España.

La injusticia del gobierno español tuvo repercusión internacional al denunciarse que mercenario del GAL detuvieron y torturaron en diciembre de 1983 al ciudadano Segundo Marey Semper. Lo habían confundido con Mikel Lujúa, entonces dirigente de ETA. Segundo Marey era un vendedor inmobiliario. Días después de su secuestro, los paramilitares se dieron cuenta que se trataba de un inocente y, sin embargo, continuaron el operativo criminal y represivo en su contra. Felipe González, quiso, pero no pudo, ocultar dicha situación. Por el Caso Marey fue enjuiciado José Barrionuevo, quien se había desempeñado como Ministro del Interior desde 1982.

Barrionuevo fue condenado en los noventa a 10 años de prisión, pero el entorno de corrupción e injusticia, multiplicado durante la administración del presidente Aznar, permitió que Barrionuevo burlara la justicia y estuviera solo unos meses en prisión. Entre tanto, Segundo Marey, sus familiares, amigos y las organizaciones promotoras de derechos humanos lucharon contra la impunidad, pero los poderosos que dirigen las colectividades políticas españolas: Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Partido Popular (PP) premiaron a los paramilitares de las GAL.

Después de cumplir 69 años, en 2001, murió Segundo Marey. Ese mismo año, estudiantes y trabajadores se reunieron en Pamplona para exigir la libertad de José Mari Sagardui, “Gatza”, militante vasco que se encuentra preso desde julio de 1980. Próximamente se cumplirá el 30 aniversario de su captura. Tres decenios de confinamiento y torturas. Mientras tanto, el gobierno socialdemócrata, tecnócrata e hipócrita, junto con el diario El País y el grupo Prisa, continúan su campaña contra la Revolución Cubana. Exige “respeto” a los derechos humanos de presuntos “presos políticos”, pero no responde a la opinión pública internacional sobre la salud física y mental del compañero Gatza, quien se encuentra aislado en una prisión de Jaen, donde no puede ver la luz natural. Aunque los tribunales ya lo juzgaron y le impusieron un fallo, los castigos y la represión del gobierno “humanista y democrático” que preside Rodríguez Zapatero, continúan.

Los integrantes de movimientos y partidos políticos del País Vasco como Askapena, Herri Batasuna y Revolucionario de los Trabajadores Vascos han demostrado que continúan en la lucha política, porque la lucha política es una acción hermosa del ser humano. Es verdad que existen políticos o politiqueros corruptos en España, Colombia, Perú, México, etcétera, pero eso no quiere decir que la política sea corrupta. El pueblo vasco y los internacionalistas continúan su tarea. Un ejemplo de ello es el trabajo de Walter Wendelin, quien también visitó México, para dar a conocer las propuestas de los revolucionarios encaminadas a la solución justa del conflicto.

La solidaridad con José Mari Sagardui, “Gatza”, se multiplica en los países de nuestra América. Los amigos y simpatizantes del pueblo vasco exigimos a las autoridades españolas que respeten los derechos de trabajadores y estudiantes en el País Vasco cuya causa independentista nos hermana a los hombres y mujeres que en todos los continentes estamos convencidos que sí es posible construir un mundo sin capitalismo salvaje. Es necesario detener los crímenes de las burguesas y los burgueses, responsables del hambre en el mundo. La burguesía es triunfadora en el mundo del hambre. Los pueblos triunfarán en el mundo de la fraternidad y la solidaridad. ¡Viva el pueblo vasco!,

¡Gora Euskal Herria!.

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