“El mundo se ha convertido en un inmenso escenario para la fabricación de esquemas de pensamiento, que preparan al público para invasiones y guerras”. Cuba sería, a juicio del periodista Enrique Ubieta, uno de estos escenarios, en los que se libra toda una “guerra cultural”.
Un ejemplo que ilustra el fenómeno son las protestas de las “damas de blanco”. “Han copiado el modelo de las Madres de la Plaza de Mayo –mujeres con esposos en la cárcel- y han adoptado incluso un color, el blanco, con arraigo en la cultura afro-cubana. Sin embargo, buscando el foco mediático, se han dirigido en sus movilizaciones a una iglesia católica”, ha explicado Ubieta.
El ensayista ha destacado el hecho de que las “damas de blanco” fueran acompañadas en sus protestas por diplomáticos de Estados Unidos, Gran Bretaña, la República Checa y Alemania, países que las financian, así como por las cámaras de la CNN y TVE. “Esto sería inconcebible en cualquier otro país del mundo”.
¿Cuál es la correlación de fuerzas en esta “guerra cultural”?. Enrique Ubieta ha resaltado la “asimetría” y el desequilibrio a favor de la derecha. “Por ejemplo, en la última campaña mediática contra Cuba, impulsada por la prensa española y de Miami, han quedado retratados los intereses de periódicos como El País y el Nuevo Herald, que han titulado prácticamente del mismo modo”. “Este tipo de campañas tienen influencia sobre todo en Europa”. Una situación diferente sería la de América Latina que, al contar con otros referentes, como el Che o el trabajo de los médicos cubanos, es menos permeable a los ataques de la derecha. “En todo caso, hay otra opción: la prensa alternativa”, subraya el escritor cubano.
Las últimas huelgas de hambre y, principalmente, su instrumentalización en busca de mártires contrarrevolucionarios, arman la punta de lanza de la “guerra cultural” contra Cuba. “Es muy respetable el dolor de una madre (en referencia a la de Zapata Tamayo) pero se hace de ello un uso partidario que no vemos en países como Colombia, México u Honduras”.
En el caso de Guillermo Fariñas, se ocultan algunos de sus datos biográficos, que recuerda Enrique Ubieta. Se trata de una persona presa no por capricho, sino por agredir y matar a una mujer en su centro de trabajo. Una vez en la prisión se declara en huelga de hambre para conseguir que se le revoque la sentencia; Además, en una entrevista concedida a El País, afirma que su perfil es el de un “mártir”.
“Sin duda a Fariñas se le está utilizando para destruir la revolución”, ha concluido el escritor cubano. “Un equipo médico está en estos momentos realizando todos los esfuerzos para salvarlo. Nadie quiere que muera. Si algo ha caracterizado desde sus orígenes a la revolución cubana es la pelea cotidiana por la vida”.
Los efectos de las campañas mediáticas se visualizan en determinadas consignas interiorizadas por el ciudadano medio. Palabras como “régimen” o “dictadura”, asimiladas en relación con Cuba sin ninguna crítica, “generan matrices de pensamiento”. También hay, según Ubieta, una idea generalmente aceptada de “libertad”, “democracia” y “derechos humanos”, compartida por la derecha y la “izquierda correcta”, que considera que “hay que estrangular a Cuba”.
En esta batalla mediática, que se desarrolla en el “patio trasero” de Estados Unidos, la figura de Obama se muestra cara a la opinión pública con un “perfil moderado”, que esconde, según Enrique Ubieta, “una doble cara”. “Hay un discurso de Obama, otro de Clinton, y un tercero de los grupos neocon instalados en los centros de poder”. El golpe de estado en Honduras, planificado desde Estados Unidos, y la instalación de nuevas bases militares en Colombia desmienten esta moderación del presidente norteamericano.
En busca de posibles salidas por la izquierda, y de mensajes que apelen a la esperanza, el referente se encuentra en América Latina, “donde se ha producido una ruptura de tipo cultural”. Esto es –para el intelectual cubano- un hecho de la máxima relevancia, ya que “el control de los Estados Unidos sobre Latinoamérica es esencial para el capitalismo internacional”. Síntomas de esta ruptura se manifestaron, por ejemplo, en la última cumbre de la Organización de Estados Americanos (OEA), celebrada en Honduras. Hillary Clinton se retiró de las reuniones afirmando que no había consenso y las reuniones continuaron. “Este hecho hubiera sido impensable hace unos años”, ha concluido Ubieta.
El otro eje del acoso a Cuba lo constituye la Unión Europea. En un conjunto de países tan heterogéneo, llama la atención que el único planteamiento unánime es el que se sostiene en torno a Cuba (la denominada “Posición Común), “sólo por el hecho de ser un país que representa un símbolo”, ha afirmado el director de “La Calle del Medio”.
Asumido el cerco cultural que padece la isla, Ubieta plantea resaltar los logros de la revolución cubana para desmontar tópicos y contrarrestar el impacto de las campañas de la derecha Por ejemplo, Cuba es el único país del mundo en el que se da un crecimiento sostenible; donde nadie muere de hambre ni de tuberculosis, y con los índices más altos de educación y salud pública de América Latina (la esperanza de vida está en los 78 años). Las cifras avalan que la apuesta por la sanidad pública es una prioridad para el gobierno: médicos cubanos trabajan en 60 países; la isla dispone, además, de más médicos por habitante que España.
“Son logros de un país pobre, que se han de comparar con otros países de la misma condición, no con potencias desarrolladas”. “Esto no significa, por supuesto, negar los problemas que existen en la isla”, ha destacado el escritor.
Ubieta asegura que muchos de los problemas de Cuba obedecen a un bloqueo “criminal” que incluso ha provocado muertes. “Hay fármacos y equipos médicos patentados por empresas de Estados Unidos, que no podemos adquirir; en el caso de las nuevas tecnologías, no podemos utilizar los cables submarinos para conectarnos a Internet a causa del bloqueo; hay que hacerlo por satélite, que es más caro y lento”.
“Lo único que queremos, ha concluido el periodista, es que nos liberen del bloqueo para comprobar si es posible o no el socialismo en condiciones normales. Que se nos permita aprovechar el enorme potencial científico e intelectual creado por la revolución. Es intolerable que tengamos que comprar en Oceanía algo que puede adquirirse a 90 millas, en Estados Unidos”.